13/12/2025
Esa ma**da de vibrar alto y querer pintar todo con luz no es espiritual: es moral.
No viene del símbolo ni del conocimiento antiguo, viene del miedo a mirar lo que incomoda. Es un blanqueamiento más.
Porque aceptar lo que no es luminoso exige algo que no es tan aesthetic… sentir sin anestesia.
No somos seres exclusivos de la luz, la armonía y la serenidad. Somos caóticos. Y eso no nos hace malos, sino duales.
Tan simple como observar la naturaleza…
No existe la luz continua. Todo pulsa y oscila, todo ciclo incluye descomposición.
Pretender positividad sin duelo, productividad sin descanso o claridad sin duda… no es sano ni natural.
Eso de dividir la realidad en blanco y negro es un pensamiento muy infantil. Como cuando nos contaron que Benito Juárez era un héroe. Maniqueísmo que no hace otra cosa que partirnos la psique.
El mal no nace de la sombra, nace de no mirarla e integrarla. Por eso la espiritualidad que no puede lidiar con la rabia es peligrosa
No integrar la sombra te vuelve peligroso, no un ser de luz.
Cuando se niega la sombra, eso siempre termina en violencia simbólica o real. Proyección. Juicio. Cancelación. Superioridad moral…
“Aquello que niegas de ti, lo vivirás como destino” supo destilar Jung.
La moral quiere borrar la noche de la experiencia humana… así que llama tóxico a lo incómodo y baja vibración a lo denso.
Pero la oscuridad no es el enemigo. La cueva fue vientre y el cielo nocturno fue guía y escuela.
Intentar mantenernos de forma constante en la luz no es sano. Es desconectarnos de media psique.
Y es sencillo… Preferimos la luz porque es más cómoda, pero no transforma.
Integrar la sombra no es estética. No es discurso. No es un abraza tu lado oscuro: es trabajo.
Así que evitemos caer en esa falsa expectativa de mantener la casa siempre limpia, vestir solo de colores claros, el alma perfumada y las emociones bajo control. Abracemos el caos. Miremos de frente nuestras sombras y aceptemos que forman parte de nosotros.
No se trata de ser bueno. Se trata de ser íntegro.
Tomado de la Net, crédito a quien corresponda