12/06/2025
El cortisol en el equilibrio emocional, mental y físico
En el escenario bioquímico del cuerpo humano, pocas sustancias son tan poderosas —y tan incomprendidas— como el cortisol. Conocida como la “hormona del estrés”, ha sido señalada durante décadas como la culpable de muchos males modernos. El cortisol es mucho más que una molécula: es un mensajero entre planos, un indicador de alineación, y un guardián entre el caos y la coherencia.
¿Qué es el cortisol?
El cortisol es una hormona esteroidea secretada por las glándulas suprarrenales, esencial para regular múltiples funciones del organismo: metabolismo, presión arterial, inflamación, ritmo circadiano y respuesta inmunológica . Su producción natural sigue un ciclo: alcanza su pico al amanecer y disminuye al caer la noche, ayudando al cuerpo a despertar y, más tarde, a descansar.
En situaciones de amenaza real, el cortisol es aliado: nos fuerza y supervivencia. Pero cuando la amenaza es constante —financiera, emocional, relacional o existencial— el cortisol se convierte en saboteador. A largo plazo, niveles elevados de esta hormona están relacionados con insomnio, aumento de peso, ansiedad, hipertensión, envejecimiento celular e incluso trastornos autoinmunes y neurodegenerativos.
Más allá de su papel fisiológico, el cortisol es una brújula energética. Cuando hay una descompensación —ya sea por exceso o por déficit— el cuerpo está intentando decir algo que no nos atrevemos y detenemos a escuchar en voz alta. Un exceso de cortisol no solo habla de estrés, sino de una desconexión con el presente, de una lucha interior contra lo que es. Por el contrario, un déficit puede reflejar agotamiento interior, una falta de dirección vital o incluso una rendición emocional a la desilusión.
¿Cuándo nos beneficia el cortisol?
• Durante el despertar: activa el cuerpo y estimula la claridad mental.
• Ante un desafío temporal: mejora el rendimiento, la reacción y la memoria.
• En equilibrio con otras hormonas: mantiene la inflamación a raya y promueve la homeostasis.
¿Cuándo se vuelve perjudicial?
• Cuando vivimos en estado de urgencia crónica: el cuerpo no distingue entre una crisis real y un pensamiento negativo repetitivo.
• Cuando el descanso es insuficiente: el cortisol no puede autorregularse.
• Cuando la salud mental se pierde en la incoherencia: vivir en disonancia entre lo que se siente, se piensa y se hace.
¿Cómo equilibrarlo a voluntad?
• Respiración consciente: ejercicios como la respiración diafragmática o el método 4-7-8 activan el sistema parasimpático y disminuyen el cortisol .
• Luz solar matinal: exponerse a la luz natural en la primera hora del día restablece el ritmo circadiano .
• Ayuno físico y silencio mental: prácticas como el ayuno intermitente, el silencio consciente o la meditación en la naturaleza regulan profundamente la producción hormonal .
• Coherencia emocional: vivir desde la autenticidad —alineando emoción, pensamiento y acción— es el regulador más poderoso del sistema endocrino.
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En conclusión:
El cortisol no es el enemigo. Es el espejo. No viene a destruirnos, sino a mostrarnos el lugar donde nos hemos dejado de escuchar a nosotros mismos. Es la medida neuroquímica de nuestra conexión con la vida.
Neuropsicologa Montzerrat Licona
Referencias:
1. Sapolsky, R. M. (2004). Why Zebras Don’t Get Ulcers. Holt Paperbacks.
2. McEwen, B. S. (2007). The End of Stress as We Know It. Joseph Henry Press.
3.Foster, R. G., & Kreitzman, L. (2014). The Rhythms of Life: The Biological Clocks that Control the Daily Lives of Every Living Thing. Yale University Press.
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