03/04/2025
Imagina por un momento lo que siente una persona insegura de sí misma, con sobrepeso, al considerar entrar por primera vez a un gimnasio. No es solo el esfuerzo físico lo que pesa, sino el cúmulo de emociones que se entrelazan: el miedo a las miradas, el temor de no encajar, la duda de si lo que está haciendo realmente valdrá la pena. Es como si llevaran una carga adicional en la mente y el corazón, más pesada que cualquier mancuerna.
Al cruzar esas puertas, no solo están enfrentando un espacio lleno de máquinas y pesas; están enfrentándose a sus propios fantasmas. Cada espejo puede convertirse en un reflejo que les recuerda lo lejos que sienten estar de sus metas. Cada risita o susurro puede parecer una crítica, aunque no lo sea. Es un entorno que puede ser intimidante, especialmente cuando la confianza aún no ha encontrado su lugar en ellos.
Sin embargo, lo que muchas veces no vemos es la valentía que esto requiere. Porque a pesar de sus inseguridades, están ahí. A pesar de todo lo que podría detenerlos, han decidido intentar. Y eso, en sí mismo, es un acto de fortaleza extraordinaria.
Por eso, la próxima vez que veas a alguien en el gimnasio que parece estar luchando más con su mente que con las pesas, recuerda esto: no necesitan tus miradas de juicio ni tus comentarios. Necesitan tu respeto. Tal vez incluso un gesto de apoyo, una sonrisa o un simple "tú puedes". Porque cada paso que dan, cada gota de sudor, es una prueba de que están peleando por cambiar su vida. Y eso merece toda nuestra admiración.
Coach Emmanuel Navarro