06/09/2025
¿Existen dos cerebros (femenino y masculino) al tratar de interpretar los sistemas de recompensa en el encéfalo?
Daphna Joel (2011, 2015) ha cuestionado la idea de que existan “dos cerebros” (masculino y femenino). Sus investigaciones muestran que los cerebros humanos no se dividen en categorías binarias, sino que son mosaicos de rasgos: cada persona presenta una combinación única de características anatómicas y funcionales que no corresponden estrictamente al s**o biológico. En este sentido, no hay “circuitos de recompensa masculinos” y “femeninos”, sino una gran variabilidad individual.
Cómo se han estudiado los circuitos de recompensa
Los estudios de neurociencia sobre recompensa (como el esquema que compartes) se basan en:
• Neuroimagen (fMRI, PET): se observa la activación de regiones como el núcleo accumbens, la amígdala, la corteza orbitofrontal.
• Experimentos con estímulos hedónicos (comida, música, imágenes sexuales, dinero) para inducir placer y anticipación.
• Comparaciones entre grupos: típicamente se comparan varones y mujeres, buscando diferencias estadísticas en la activación cerebral o en la conducta.
Errores metodológicos señalados por Joel y Richardson
1. Binarios rígidos de s**o/género
• Los estudios suelen clasificar a los participantes únicamente como “hombres” y “mujeres”, sin considerar la variabilidad de género, identidad ni la diversidad corporal.
• Esto produce conclusiones reduccionistas: si se observa una diferencia promedio mínima, se interpreta como prueba de un “cerebro masculino/femenino”.
2. Sobreinterpretación de diferencias pequeñas
• Joel (2015) muestra que las diferencias estadísticas suelen ser modestas y con solapamiento considerable entre grupos, pero se reportan como dicotómicas.
• No se evalúan tamaños de efecto (Cohen’s d), lo cual magnifica hallazgos marginales.
3. Determinismo biológico
• Richardson (2013, 2021) critica cómo la neurociencia y la genética tienden a naturalizar desigualdades sociales bajo la etiqueta de “diferencias cerebrales innatas”.
• En el caso de los circuitos de recompensa, se suele afirmar que los hombres buscan más riesgo o las mujeres más cuidado, atribuyéndolo al cerebro, sin atender los contextos culturales.
4. Ignorar plasticidad y contexto
• Los estudios raramente consideran cómo la experiencia, el aprendizaje y las condiciones sociales moldean la activación de los circuitos.
• Se privilegia la búsqueda de “firmas neuronales” universales, sin reconocer la variabilidad histórica y cultural.
5. Ausencia de análisis interseccional
• Se ignoran variables como orientación sexual, diversidad s**o-genérica, raza, clase o exposición a desigualdades estructurales, que también impactan la respuesta de los circuitos de placer.
Conclusión
No existen “dos cerebros” diferenciados por s**o en los circuitos de recompensa. Lo que muestran Joel y Richardson es que las diferencias observadas en estos estudios responden más a sesgos metodológicos y culturales que a realidades biológicas rígidas. La evidencia apunta hacia un modelo de mosaico cerebral, donde la recompensa y el placer emergen de interacciones dinámicas entre biología, experiencia y contexto social.
Referencias
• Joel, D. (2011). Male or Female? Brains are Intersex. Frontiers in Integrative Neuroscience, 5(57), 1–9. https://doi.org/10.3389/fnint.2011.00057
• Joel, D., Berman, Z., Tavor, I., Wexler, N., Gaber, O., Stein, Y., … & Assaf, Y. (2015). S*x beyond the genitalia: The human brain mosaic. Proceedings of the National Academy of Sciences, 112(50), 15468–15473. https://doi.org/10.1073/pnas.1509654112
• Richardson, S. S. (2013). S*x itself: The search for male and female in the human genome. Chicago: University of Chicago Press.
• Richardson, S. S. (2021). Maternal bodies in the postgenomic order: Gender and the explanatory landscape of epigenetics. Signs: Journal of Women in Culture and Society, 46(1), 31–56. https://doi.org/10.1086/709179
Tomado del Dr. Fausto Lamont