
03/05/2025
“Por años caminó elegante… hasta que dejó de poder caminar.”
Una paciente siempre fue amante de los tacones. Desde sus 20 hasta pasados los 50, era raro verla sin ellos. Eran parte de su estilo, su confianza, su sello personal.
Pero lo que no sabía, era que el uso prolongado de tacos altos estaba dejando una huella silenciosa en su cuerpo.
Con los años, comenzó a tener dolor constante en los pies, tobillos y rodillas. Le costaba mantenerse mucho tiempo de pie y empezó a notar deformidades en los dedos, dolor lumbar y rigidez en las pantorrillas.
Tras consultar al médico, el diagnóstico fue claro: juanetes, tendinitis, desgaste articular y acortamiento muscular… todo agravado por años de caminar en ángulos forzados.
Hoy, ha dejado los tacos en el armario. Usa calzado cómodo y está en rehabilitación para recuperar su movilidad. Aunque el daño no se puede revertir del todo, logró mejorar su calidad de vida.
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Conciencia y prevención:
• Usa tacos solo en ocasiones especiales, no a diario.
• Alterna con calzado cómodo y anatómico.
• Estira tus piernas y pies con frecuencia.
• Escucha a tu cuerpo antes de que te grite con dolor.
La elegancia no está reñida con el bienestar.
Tus pies te llevan por la vida… cuídalos.