12/07/2025
ESA COSITA MISERABLE LLAMADA YO
Cuando lloras por ti mismo, ¿es amor? Lloras porque te sientes solo, porque te han abandonado, porque ya no tienes poder; te quejas de tu suerte, de tu entorno; siempre lloras.
Si comprendes esto, lo cual significa entrar en contacto con ello tan directamente como tocarías un árbol, una columna o una mano, entonces verás que el dolor es autocreado, creado por el pensamiento, el dolor es fruto del tiempo.
Tuve a mi hermano hace tres años, ahora ha mu**to; ahora me siento solo, dolorido, no hay nadie a quien recurrir en busca de consuelo o compañía, y eso me llena los ojos de lágrimas.
Puedes ver todo esto sucediendo dentro de ti si lo observas. Puedes verlo completa y completamente, de una sola mirada, sin detenerte en analizarlo.
Puedes ver en un instante toda la estructura y naturaleza de esta cosita miserable llamada «yo», mis lágrimas, mi familia, mi nación, mi creencia, mi religión; toda esa fealdad, todo está dentro de ti.
Cuando lo ves con el corazón, no con la mente, cuando lo ves desde lo más profundo de tu corazón, entonces tienes la llave que acabará con el dolor.
El dolor y el amor no pueden ir de la mano, pero en el mundo cristiano han idealizado el sufrimiento, lo han crucificado y lo han adorado, dando a entender que solo se puede escapar del sufrimiento por esa puerta en particular, y esta es la estructura misma de una sociedad religiosa explotadora.
Así que, cuando preguntas qué es el amor, puede que tengas demasiado miedo para ver la respuesta. Puede significar una completa conmoción; puede que destruyas a la familia; puedes descubrir que no amas a tu esposa, esposo o hijos —¿verdad?—, puede que tengas que destrozar la casa que has construido, puede que nunca regreses al templo. Pero si aún quieres descubrirlo, verás que el miedo no es amor, la dependencia no es amor, los celos no son amor, la posesividad y la dominación no son amor, la responsabilidad y el deber no son amor, la autocompasión no es amor, la agonía de no ser amado no es amor, el amor no es lo opuesto al odio, como tampoco la humildad es lo opuesto a la vanidad. Así que si puedes eliminar todo esto, no forzándolo, sino lavándolo como la lluvia lava el polvo de muchos días de una hoja, entonces quizás encuentres esa extraña flor que el hombre siempre anhela.
Jiddu Krishnamurti
Liberarse de lo conocido