05/10/2025
                                            Hay quienes se acostumbran a recibir migajas y creen que eso es amor. Un mensaje a medias, un "te quiero" sin actos que lo respalden, una presencia intermitente disfrazada de interés.
Pero con el tiempo uno aprende. Aprende que un corazón grande no puede sostenerse con lo mínimo. Que quien ama de verdad, no da lo que le sobra, sino lo que siente de manera plena y sincera.
No es orgullo, ni soberbia. Es dignidad. Porque el amor, cuando es verdadero, no se mendiga. Se comparte, se cuida, se honra.
Las migajas no alimentan corazones grandes.
Y hay quienes ya no están dispuestos a conformarse con menos de lo que merecen. 
Del muro de Patricia Ramos.