11/07/2025
Solo era una inyección y la vecina cobraba más barato...
Así empezó todo, como un dolor en la pierna que no dejaba caminar por hacer caso a una recomendación que todos hemos escuchado alguna vez:
- “Que te ponga la inyección la vecina, ella sabe, no cobra casi nada.”
Y mi mamá, confiada, porque la conocía de toda la vida. Porque “ya le había puesto a muchos”, porque parecía algo tan simple. Porque mi nene de 5 años le tiene miedo a los doctores despues que siempre lo amenazamos con "!pórtate bien que te vamos a llevar al medico para que te ponga una inyección!".
Pero nadie nos preparó para lo que vino después, al principio, solo fue ardor. Luego, un color extraño en la piel, rojo, luego morado.
Y después... negro. El dolor insoportable.
Despues de dos días fuimos al hospital y ahí nos dieron el nombre que jamás habíamos escuchado: 'Síndrome de Nicolau"
Una inyección mal puesta. Un medicamento mal infiltrado. Una zona mal elegida. Una técnica que nunca debió hacerse fuera de un centro médico y su consecuencia: piel y musculos sin vida, mu***os. Lo barato salió carísimo.
¿Saben qué fue lo más duro?
Que todo esto era evitable. Que si hubiéramos ido al lugar correcto desde el inicio, hoy no estaríamos lidiando con necrosis, antibióticos, curaciones y la angustia de saber si perderá parte del tejido o algo más.
Si estás leyendo esto:
• No pongas tu salud ni la de tus seres queridos en manos inexpertas.
• No todas las inyecciones se aplican de la misma forma, ni en el mismo lugar
• No todo lo barato es “bueno”.
Porque a veces, por ahorrarte unos pesos, te juegas la vida.