
02/07/2025
El hijo que espera
A veces, el hermano sin diagnósticos
también guarda un mundo adentro.
Uno que nadie nombra.
Uno que nadie nota.
Mientras tú sostienes tormentas,
él aprende a volverse brisa.
Mientras tú recoges los trozos del día,
él se vuelve invisible,
para que no se rompa nada más.
Y no es que no ame.
Ama.
Con toda su alma infantil.
Pero a veces duele mirar
que los abrazos llegan primero al otro costado de la mesa.
Que los “estoy orgullosa de ti”
se dicen más bajito.
O más tarde.
O nunca.
Él no hace crisis.
Él no necesita apoyos.
Él no ocupa un lugar en el consultorio,
ni en el cuaderno de la terapeuta.
Pero ocupa un lugar en el silencio.
Porque él también quiere ser nombrado.
Mirado.
Elegido.
Y un día, sin pedirlo,
aprende a cederte todo:
el asiento del coche,
la última galleta,
los ojos de mamá.
Pero también espera.
Espera con los dedos cruzados,
con el corazón alerta,
con una pregunta colgando en la mirada:
"¿También soy importante para ti?"
Y la respuesta no basta con decirla.
Hay que sembrarla.
Regarla.
Cantársela bajito,
cuando nadie más está mirando.
Porque él también merece una infancia que no se le escape entre los cuidados del otro.
También merece el centro, el mimo, el cuento antes de dormir.
Porque amar a uno no debería dolerle al otro.
Y crecer juntos, aunque duela…
también puede sanar.
Mi Corazón es Azúl 💙