
07/09/2025
No podemos culpar a nuestros padres… Ellos también cargaban cicatrices que nadie les enseñó a sanar.
Cada miedo que arrastraron, cada rigidez, cada palabra que dolió, nació de su propio miedo, de su propia falta de amor. Si no supieron amarse a sí mismos, no podían enseñarnos a amarnos. Nadie nace sabiendo, nadie tiene un manual, todos fuimos aprendices de la vida.
Escúchalos desde la compasión.
Pregunta por su infancia, por sus miedos, por lo que les hicieron y lo que aprendieron. Allí encontrarás la raíz de sus sombras y comprenderás que quienes nos lastimaron lo hicieron con manos temblorosas, con corazones asustados y con heridas abiertas que nunca cerraron.
Entender esto no borra el daño, pero libera. Libera del peso de la culpa que no nos pertenece, del rencor que nos ata.
Solo cuando vemos el dolor del otro con claridad podemos empezar a soltar el nuestro, y es ahí, justo ahí, donde empieza la verdadera fuerza.
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