11/04/2020
Resiliencia de la pareja
LUIS SUAREZ MARCIAL
Ahora que vemos nuestra vida en peligro, frenamos la vorágine en la que nos encontrábamos, paralizados por el miedo a la muerte, por la presencia de ese ángel exterminador llamado pandemia que ha causado terror en todo el mundo.
El COVID-19 ha desplazado a un segundo plano los temas que en su momento nos causaron asombro, y una indignación social ante tanta violencia, tanta corrupción y tanta impunidad.
Ahora la cuarentena nos brinda la oportunidad de revalorar nuestra vida y la de nuestra familia. La convivencia familiar obligada por el temor al contagio pondrá a prueba la resiliencia de su estructura.
Estar juntos todo el día, y por muchos días, es algo que no habíamos experimentado. Muchas parejas no soportaran la prueba.
Dice el físico y escritor alemán George Cristoph Lichtenberg “El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista”.
Estamos descubriendo que el deseo, la pasión y el querer que sentíamos cuando éramos novios no era precisamente amor.
El novio se imagina que su novia nunca va a cambiar, que siempre seguirá siendo una princesa, sonriente y amable; pero después de un corto tiempo o después de tener su primer bebe, descubrirá que estaba equivocado.
Por su parte la novia cree que su novio seguirá siendo amable, cariñoso y divertido; sueña con tener el control en sus manos, cree que lo apático, lo sucio y lo desordenado de su esposo con un simple beso lo volverá a convertir en el príncipe azul que imagino; pero por mas besos que le dé, no recuperara lo azul, ni la caballerosidad que veía en el cuando estaban enamorados.
El amor trasciende más allá del tiempo, por ejemplo, una madre ama a su hijo sin importar la edad que tenga, sin importar su físico o el lugar donde se encuentre, aun mas allá de la muerte; aunque su hijo sea un desalmado delincuente y se encuentre en la cárcel, ella lo seguirá amando.
Desde el noviazgo el hombre centra su atención principalmente en la actividad sexual, para conseguir lo que desea, corteja a su dama llenándola de atenciones, es caballeroso y amable con ella.
Por su parte la mujer quiere atenciones, protección y seguridad más que s**o.
El hombre llena de atenciones a su pareja para obtener s**o y ella da satisfacción sexual para obtener atención y protección.
El hombre al resolver una necesidad fisiológica se olvida de lo demás. Una mujer da s**o y espera a cambio que sean atendidas sus necesidades emocionales.
Al principio el hombre habla mucho, pero después, guarda silencio. La mujer después del s**o quiere que su pareja siga siendo divertido y amable como antes, pero, ese es el principio de una realidad que no esperaba.
Un hombre habla poco, lo que dice es lo que piensa, son sus razones, sin tantas emociones; cuando le comunican algo quiere que sea con pocas palabras, muchas palabras lo desesperan, lo confunden y se pierde.
Las mujeres utilizan muchas palabras para expresar lo que quieren o sienten. Su cerebro también está capacitado para hacer muchas cosas a la vez, por ejemplo, puede estar cocinando mientras barre, habla por teléfono, pone la lavadora, cuida al bebe, hace la lista de las compras del super, etc.
El hombre necesita concentrarse en una sola cosa para hacerla bien; cuando le encargan varios asuntos requiere tomar nota porque es fácil que se pierda o los olvide; centra su atención con todo el cuerpo, especialmente la mirada y sus oídos.
Una mujer puede estar haciendo otra cosa mientras recibe indicaciones, y es capaz de registrarlo todo en su memoria sin ninguna dificultad.
Ahora que la cuarentena nos obliga a estar mucho tiempo juntos, descubrimos que la vida de pareja no es como la imaginamos cuando éramos novios, descubrimos que eso solo era una ilusión.
Don Pedro Calderón de la Barca describe esta fantasía de una manera magistral cuando dice:
¿Qué es la vida?
Un frenesí;
¿Qué es la vida?
Una ilusión,
Una sombra, una ficción,
Y el mayor bien es pequeño;
Que toda la vida es sueño,
Y los sueños, sueños son.