23/08/2025
Deja de estar para todos, mientras tú mismo no has sanado.
Es natural sentir el impulso de querer ayudar al mundo, de querer sostener a los que sufren. Esa motivación es noble y poderosa. Pero escucha con atención: si tu corazón todavía sangra, si tu mente aún está encadenada, ¿cómo podrás liberar a otros?
Imagina que alguien se acerca a ti con sed, rogando un poco de agua. Tú, con gran compasión, deseas compartir… pero al descubrir que tu vaso está vacío, es imposible liberar el sufrimiento del otro. No es falta de amor, sino falta de recursos. Y si insistes en dar lo que no tienes, lo único que logras es aumentar tu sufrimiento: frustración, impotencia, angustia, etc.
Por lo tanto, primero debes llenar tu vaso. Sana tus heridas, libérate de los sentimientos que te encadenan y luego encuentra la calma en medio de la tormenta. Entonces, y solo entonces, tu vaso rebosará, y el agua que des será pura, sanadora y transformadora. Solo así serás capaz de ayudar a todos los seres.
Recuerda: cuando un árbol está seco, ni sombra ni frutos puede ofrecer. Pero cuando se nutre y florece, puede dar refugio a miles de viajeros bajo su copa.
Tu objetivo no es olvidarte de ayudar; tu objetivo es convertirte en alguien capaz de sostener a muchos, porque ya aprendiste a sostenerte a ti mismo.
Sánate, libérate, y desde ahí tu compasión tendrá el poder de transformar miles de vidas.
🙏💕