04/05/2020
Les compartimos este texto por motivo del Día del niño, recordando a nuestros niños y niñas de Los Chorros ❤️ los extrañamos mucho y pronto los volveremos a ver.
TERCER AÑO DE EXPERIENCIA CON LOS HERMOSOS NIÑOS DE BARRO
En nuestras vidas hay experiencias que, de repetirse una y otra vez, pueden volverse rutinarias, o parecer que ya no nos darán más sorpresas.
Vivir la experiencia en Los Chorros, Chiapas, es todo lo contrario. Cada año crece la expectativa, cada año nos rebasan en amor, en gratitud, en sonrisas, en llanto, en miradas inolvidables...en abrazos interminables...
Iniciamos el viaje bajo la lluvia, con el temor de que no cabrían las cosas en el autobús que parecía demasiado pequeño...pero todo cupo.
Parecía que el autobús no llegaría nunca, por las dificultades mecánicas que tuvo: una banda tras otra...pero llegamos
Parecía que tardábamos tanto que nadie estaría esperando, pero...ahí estaban...como siempre, con sus hermosas sonrisas iluminando sus rostros cobrizos por el sol y sus pies llenos del barro...corriendo por delante del autobús, acompañándonos en el camino, asegurándose que llegáramos con bien...
Al poner nuestros pies sobre esa hermosa tierra, con verdes horizontes, todo comenzó a caminar de manera natural, sin esfuerzo, sin contratiempos de ningún tipo...dulce y suave como la mejor de las melodías...
En un instante estaban abajo todas las cosas, niños revoloteaban como pequeñas mariposas inquietas a nuestro alrededor, con sus brazos extendidos para ayudar y llevar a donde decíamos, cada una de las cajas o bolsas que entregábamos: “medicina”, “cocina”, “arriba, con Rosy”. Luego a recibir el delicioso alimento que nos habían preparado y, terminando a iniciar actividades.
De pronto me topo con un grupo de niños y veo a una pequeñita, que me sonreía dulcemente y pude reconocerla: “FLORINDA??!!!” asintió con su cabecita, la cargué, abracé y me sentí inmensamente feliz!!!! Volteé a mi alrededor y ví a todos los del grupo reconociendo y siendo reconocidos, abrazando a adultos y niños que van siendo parte de nosotros y de quienes vamos siendo parte también. Los que fueron por primera vez, sonreían y comenzaban a grabarse todo en sus corazones, tenían una inmensa sonrisa contagiada por todo y por todos...estábamos en casa.
Las jornadas son fuertes, intensas, agotadoras físicamente y enriquecedoras emocionalmente. No hay ni un minuto de desperdicio, todo caminó sin problema. Si se presentó alguna adversidad, como respuesta hubo sólo dos cosas: trabajo en equipo y sonrisas.
Al término, siempre se intenta ver qué cambios a mejor hemos visto y podría nombrar algunos: hay muchos menos piojos, la mayoría de las mujeres ahora usan algún tipo de calzado, tenemos ya dos familias que mostraron una dentadura sana, sin caries, porque ya hacen que sus niños se laven los dientes; aún se quejan mucho de dolores, pero son quejas que han disminuído, aunque nos siguen pidiendo “vitamina”. Pero lo más maravilloso, el cambio más increíble en estos tres años es mucho más profundo: muestras de amor. Los jóvenes lograron que los niños extiendan sus brazos y abracen fuertemente, que no teman a mostrar su amor y a pedir también esos abrazos, pero, ahora, este año, fueron los adultos que el año pasado ya aceptaban los abrazos, este año, ABRIERON SUS BRAZOS, los extendieron para dar y recibir ese abrazo, el barro se ha vuelto a moldear, ahora es deliciosamente flexible, la humedad de las lágrimas en la despedida, la calidez de las sonrisas, hacen que se vuelva tan suave, que puede moldearse en abrazos interminables...
En la reunión final, sentada en la parte trasera, en un momento me vi rodeada de pequeñas, preguntando una y otra vez, los nombres de cada uno de los que estaban por ahí...Comenzó a llover y se refrescó la tarde, una de las niñas se sentó en mi regazo y poco a poco se quedó acurrucada entre mis brazos, mientras yo la mecía suavemente, de pronto levantó su carita, me miró y dijo en su medio español: “Tú, mamá; yo tu muñeca ahora”...Creí que había llevado tantas cosas..., pero esta pequeñita me dio en un instante un obsequio tan, tan grande que aún ahora hace que mis ojos se humedezcan mientras mi corazón sonríe...
Hoy nos reunimos con parte del grupo que fue a la Brigada de Los Chorros. El Balance final fue POSITIVO: todo el equipo funcionó sin problemas, todo se deslizó suavemente...y la razón es tan sencilla, todo el equipo (el que va a Los Chorros y el que desde aquí apoya en todo) trabajó con tan sólo dos herramientas: AMOR y CERO EGOISMO, así de simple.
“Míranos con ojos de niños tiernos, nuevitos, recién despiertos. Míranos con esos ojos que no buscan, que son puro encuentro” (ENCUENTRO, Javier Bustamante) (Gracias Rosy y Noé por esto)
Un beso al corazón
Claudia