11/03/2025
Hoy, 11 de marzo, marca cinco años desde que la OMS declaró la pandemia por COVID-19. Cinco años desde que el mundo cambió de golpe, desde que hospitales se desbordaron, que manos temblorosas ajustaban respiradores y que miradas agotadas, detrás de mascarillas y caretas, se llenaban de lágrimas por cada vida que se iba.
Los médicos, enfermeros, laboratoristas y todo el personal de salud estuvimos en la primera línea, enfrentando lo desconocido con la única certeza de que cada paciente merecía nuestro mayor esfuerzo. Fuimos testigos de despedidas silenciosas, de soledad en los hospitales, pero también de esperanza y recuperación. Aprendimos a comunicarnos con los ojos cuando las palabras se ahogaban en la distancia, a celebrar cada alta como una pequeña victoria y a sostenernos unos a otros en medio del miedo y el agotamiento.
Perdimos a colegas, amigos y seres queridos. Pero también vimos la resiliencia humana en su máxima expresión. La ciencia avanzó con una velocidad sin precedentes, la solidaridad se hizo presente en cada donación, en cada voluntario, en cada muestra de empatía.
Cinco años después, seguimos aquí, con cicatrices visibles e invisibles, pero con un compromiso más fuerte que nunca. Porque si algo nos enseñó la pandemia, es que la vida es frágil, que la salud es el bien más preciado y que la medicina no es solo ciencia, sino también humanidad.
Hoy recordamos a quienes se fueron, honramos a quienes lucharon y reafirmamos nuestro juramento de seguir cuidando la vida, con la misma entrega y pasión que nos llevó a resistir los días más oscuros.