
15/05/2025
Nunca pensé que mi hijo pudiera tener depresión.
Siempre fue callado, pero un día dejó de salir, de comer con nosotros, de reírse...
Pensé que era solo la adolescencia. Que se le iba a pasar.
Hasta que un día me dijo: “Ya no quiero vivir”.
Se me cayó el mundo. Me sentí culpable, impotente, con miedo de perderlo.
Fue entonces cuando alguien me habló de Agua Viva.
Al principio dudé, pensé que no funcionaría… pero lo intentamos.
Ahí, mi hijo encontró un espacio seguro, con jóvenes que lo entendían y adultos que sabían cómo ayudarlo.
Poco a poco empezó a hablar, a desahogarse, a sanar.
Hoy lo veo con más luz en los ojos, con esperanza, con ganas de vivir.
Y yo, como mamá, también estoy sanando.
Si tu hijo está pasando por algo similar, no esperes a que sea demasiado tarde.
Hay ayuda, hay salida, y no estás solo.
💙 Agua Viva está para ustedes.
📩 Escríbenos.
🆓 Nuestros servicios son 100% gratuitos.