
21/05/2025
El Ayuno: El Silencio Luminoso del Cuerpo
Ayunar no es negarse el alimento, es recordarle al cuerpo su sabiduría ancestral.
Es silenciar la marea constante de lo externo
para escuchar el murmullo dorado de nuestras células.
El intestino, ese templo escondido bajo la piel,
guarda historias, traumas, memorias y luz estancada.
Cuando lo saturamos, la mente se confunde, el espíritu se duerme.
Pero cuando lo aligeramos, se convierte en oráculo, en canal, en antena.
Desde la mirada de la nutrición regenerativa,
el ayuno consciente es el descanso sagrado del sistema digestivo.
Es el momento donde el cuerpo no digiere comida,
sino emociones, toxinas, pensamientos…
y al hacerlo, actualiza su biología,
recalibra su frecuencia,
se vuelve campo fértil para lo nuevo.
El experto lo sabe:
el 80% de la serotonina se gesta en el intestino.
Ahí también habita el sistema inmune.
Ahí se fragua la intuición.
Ahí empieza el despertar.
Ayunar no es dejar de comer.
Es empezar a elegir.
Es cortar el lazo con lo que intoxica:
alimento sin alma, pensamientos sin raíz, vínculos sin verdad.
Es permitir que la flora intestinal, ese bosque microscópico, vuelva a florecer sin interferencias.
Es darle al cuerpo la oportunidad de activar su alquimia interna y recordarse: soy auto-sanación,
soy redención celular, soy conciencia encarnada...
Afirmación para acompañar el ayuno:
“Hoy elijo la ligereza como camino de verdad.
Mi cuerpo se libera, mi alma se ancla,
mi intestino se convierte en portal hacia mi propia sabiduría.”