15/11/2025
Comprender que la anorexia tiene bases cerebrales permite diseñar intervenciones más efectivas. La recuperación implica ayudar al cerebro a reestablecer su sensibilidad al placer, la saciedad y la conexión con el cuerpo.
Las áreas de control cognitivo y perfeccionismo, como la corteza prefrontal, se activan en exceso, reforzando la sensación de dominio y autocontrol. Además, la ínsula —una región relacionada con la percepción del cuerpo— muestra alteraciones, lo que explica por qué la imagen corporal se percibe distorsionada. No es un “no querer comer”, sino un cerebro que interpreta la comida, el cuerpo y el control de manera diferente.