02/08/2025
Un aumento del 1.200% en hospitalizaciones por depresión en adolescentes en solo 20 años no es una simple estadística: es una alerta. Y detrás de esta cifra hay una serie de factores epigenéticos que la neurociencia ya ha comenzado a explicar con claridad.
🧠 Redes sociales y sobreestimulación digital
El uso excesivo de pantallas activa continuamente el sistema dopaminérgico, generando ciclos de recompensa artificial, ansiedad, necesidad de validación externa y alteraciones en la autoestima.
🧠 Alimentos ultraprocesados
Dieta rica en azúcar y ultraprocesados favorece la inflamación crónica , incluyendo la inflamación cerebral. Esto afecta al eje intestino-cerebro y la producción de neurotransmisores como la serotonina.
🧠 Sedentarismo
El movimiento activa la producción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), esencial para el aprendizaje, la memoria y la resiliencia emocional.
🧠 Privación crónica de sueño
Dormir mal afecta la consolidación de memorias emocionales, reduce la regulación del estrés y altera la corteza prefrontal, clave para el autocontrol.
🧠 Desconexión social y aislamiento
La falta de contacto físico y vinculación afectiva activa respuestas similares al dolor físico. Somos seres sociales. La soledad prolongada eleva el cortisol y reduce la oxitocina, afectando el ánimo y la confianza.
👉 Falta de naturaleza
Estudios demuestran que el contacto con espacios verdes reduce la amígdala hiperactiva (vinculada al miedo y la ansiedad) y favorece la regulación emocional. La naturaleza calma, regula y reconecta.
❤️Criar, educar y cuidar en la era moderna implica asumir el desafío de construir ambientes protectores, nutritivos y coherentes con lo que el cerebro necesita para desarrollarse sano.