19/03/2024
Hofmann sostuvo durante muchos años, y así lo dejó por escrito en su libro L*D: Mi hijo problemático, que los psicodélicos podían ser más beneficiosos para personas sanas que para enfermos mentales. Y tenemos que educar y educarnos sobre ello. Necesitamos que se entienda que estas sustancias también son salutogénicas; estas sustancias nos ayudan a mantener y ganar salud, nos dan dirección y ganas de vivir, nos despiertan la capacidad de contemplar y maravillarnos y nos recuerdan que la existencia es un gran regalo de la inteligencia creadora y que agradecer por ello es un acto elevado de consciencia cósmica.
Entre otras razones, esto lo digo porque cada vez observo a más profesionales de la salud que no quieren oír hablar de los usos no médicos de estas sustancias, pues entienden que ponen en peligro la legitimidad de su uso terapéutico, al que según ellas debe estar restringido. No dudo de la sinceridad de algunos de estos colegas, aunque estoy convencido de que las motivaciones de muchos otros se deben más al deseo de apropiarse de un cuerpo de conocimientos (o mercado) y menos al de reconocer que estas sustancias pueden ser útiles en nuestro “Buen Vivir”.
Hoy la investigación y la terapia psicodélica están infundidas por una actitud solucionista, y esto se debe deconstruir. Cada vez más personas se convencen de la idea de que tienes unos síntomas y una condición concreta y te damos una sustancia para corregir esa situación. Y no, amigos, nada más erróneo que eso. Recuerdo a un terapeuta que hace poco le decía a una paciente que le explicaba cómo sus condiciones laborales le generaban crisis nerviosas: “señora, usted no necesita un psicólogo, usted necesita un sindicato”.
Entonces, reducir estas sustancias a simples fármacos, desconociendo toda la sabiduría no médica que arrastran y los problemas sistémicos que tenemos, nada mejora y en cambio arriesga a banalizarlas como una técnica más de mejora personal al servicio de un sistema. No podemos desconocer los usos no médicos de estas sustancias, que justo son los que nos impiden caer en la enfermedad; son estos usos los que justo nos dan alegría, entusiasmo y ganas de ser mejores personas.