14/09/2025
Una de las críticas más frecuentes al psicoanálisis sostiene que cualquier interpretación parece válida y que el analista "siempre gana" ya que si el analizante no acepta la interpretación, se considera que tiene una resistencia. Se acusa al análisis de avanzar sin dirección, como si la asociación libre produjera únicamente caos y aleatoriedad, sin posibilidad de verificar la validez de una interpretación ni de establecer una orientación clara en la cura.
Sin embargo, en la práctica clínica, lo que emerge a través de la asociación libre no es el azar, sino la repetición. Son las mismas escenas, afectos y significantes los que retornan una y otra vez, configurando el circuito que sostiene el sufrimiento del paciente. La asociación libre no revela desorden, sino una insistencia estructural: lo real del goce.
La efectividad de una intervención no se mide por sugestión ni por satisfacción sino por su capacidad de generar nuevo material asociativo. No se trata de que el paciente esté de acuerdo, ni de que se sienta mejor, sino de que algo se desplace. Que se abra una grieta en el circuito de la repetición. Que aparezca lo nuevo. Como diría Lacan, “la interpretación no apunta al sentido, sino al equívoco que lo desestabiliza”.
La resistencia no se supera por persuasión, sino por creación. Una interpretación eficaz no es una explicación, sino una intervención que produce efectos de lenguaje: nuevas asociaciones, nuevas formaciones, nuevos síntomas incluso. Es ahí donde el analista no gana, sino que se retira, dejando que el sujeto se apropie de lo que ha emergido.
Roberto Reyes