18/05/2025
Tu hijo no es difícil. Está emocionalmente desnutrido. No está actuando mal. Está pidiendo amor a gritos.
Muchos padres etiquetan como “rebeldes” a hijos que en realidad están reaccionando al abandono emocional.
No es desobediencia. Es dolor.
No es desafío. Es hambre de mirada, escucha, contacto.
Cuando el vínculo falla, el niño no se adapta. Se defiende.
¿Y cómo se defiende?
Gritando, huyendo, ignorando, encerrándose, reaccionando con rabia.
Todo lo que duele es una forma de pedir lo que falta.
"No me peleo contigo porque te odio. Me peleo porque no sé cómo decirte que te necesito.”
Ejemplo real + ejercicio:
Una madre me dijo:
"Mi hija de 14 años está insoportable: grita, responde, rompe cosas, me provoca."
Y cuando le pregunté a la hija, me dijo:
"Solo quiero que me escuche sin juzgar. No me ve. No me entiende. No me abraza."
Ejercicio práctico para hoy:
Cuando tu hijo esté alterado, en lugar de responder con rabia, respira hondo y pregúntale:
“¿Qué necesitas de mí en este momento? ¿Qué puedo hacer por ti?”
Y escucha. Aunque no diga nada… quédate.
Consejo práctico:
Cuando un hijo explota, no le pongas más fuego.
Ponle presencia, contención, y un límite con respeto.
Detrás de cada acto hostil, hay una necesidad emocional ignorada.
No es rebeldía.
Es carencia.
Y cuando un hijo tiene hambre emocional…
se alimenta del único plato que conoce: el conflicto.
No le faltó comida en el plato.
Le faltó amor, tiempo y mirada.
Y ahora lo ves flaco por fuera…
como lo dejaste por dentro.
Porque no se trata solo de llenar un plato.
Se trata de nutrir un alma que hace años te pide atención
Tu hijo no es difícil. Está emocionalmente desnutrido. No está actuando mal. Está pidiendo amor a gritos.
Muchos padres etiquetan como “rebeldes” a hijos que en realidad están reaccionando al abandono emocional.
No es desobediencia. Es dolor.
No es desafío. Es hambre de mirada, escucha, contacto.
Cuando el vínculo falla, el niño no se adapta. Se defiende.
¿Y cómo se defiende?
Gritando, huyendo, ignorando, encerrándose, reaccionando con rabia.
Todo lo que duele es una forma de pedir lo que falta.
"No me peleo contigo porque te odio. Me peleo porque no sé cómo decirte que te necesito.”
Ejemplo real + ejercicio:
Una madre me dijo:
"Mi hija de 14 años está insoportable: grita, responde, rompe cosas, me provoca."
Y cuando le pregunté a la hija, me dijo:
"Solo quiero que me escuche sin juzgar. No me ve. No me entiende. No me abraza."
Ejercicio práctico para hoy:
Cuando tu hijo esté alterado, en lugar de responder con rabia, respira hondo y pregúntale:
“¿Qué necesitas de mí en este momento? ¿Qué puedo hacer por ti?”
Y escucha. Aunque no diga nada… quédate.
Consejo práctico:
Cuando un hijo explota, no le pongas más fuego.
Ponle presencia, contención, y un límite con respeto.
Detrás de cada acto hostil, hay una necesidad emocional ignorada.
No es rebeldía.
Es carencia.
Y cuando un hijo tiene hambre emocional…
se alimenta del único plato que conoce: el conflicto.
No le faltó comida en el plato.
Le faltó amor, tiempo y mirada.
Y ahora lo ves flaco por fuera…
como lo dejaste por dentro.
Porque no se trata solo de llenar un plato.
Se trata de nutrir un alma que hace años te pide atención con rabia.
Tomado de. Abuelosalminuto