17/11/2020
Hola amigos:
¿Han visto ese bebé que no se está quieto? ¿Pero que de veras no se está quieto ni un minuto?
Si tienes la “fortuna” de tener un niño de estos, sabes a lo que me refiero.
Son niños que todo el tiempo quieren estar en brazos.
Son súper intensos. Cuando lloran, lo hacen más fuerte que los otros niños, pero también cuando se ríen, cuando se emocionan o cuando protestan. No se relajan.
Comen más seguido. No se quieren despegar, y cuando se despegan del pecho, a los pocos minutos quieren más, y no, no duermen. Si consigues que se duerma cuarenta minutos le das gracias a la Virgen de Guadalupe a San Judas y todos los santos. Pero además, si se llegan a dormir, cualquier ruidito los despierta, así que te la pasas callando a todo el mundo.
Todo lo quieren de inmediato, “para ya” y con urgencia.
Les encanta que los abracen y los acaricien y si los sueltas, ¿Qué crees? Lloran. O más bien chillan.
Todo les emociona, ver un cachorro, un pajarito o la llegada de alguien a casa les entusiasma. Si los sacas al parque se ponen como si los fueras a llevar a Disneylandia.
Las rutinas les valen un sorbete.
Tienen una angustia de separación mucho más pronunciada que otros niños. Separarse de sus papás los pone muy nerviosos.
Si tienes un niño así, entonces tienes un niño de “Alta Demanda”.
Tú no tienes la culpa, no estás haciendo nada mal, aunque seguramente estarás agotado. El escuincle tampoco tiene la culpa. Así es él. Así viene de nacimiento.
Esta “Alta Demanda”, tiene sus gradaciones. No todos son tan intensos.
Estos niños no están mal. Es más, podemos decir sin temor al error: están bien. Suelen ser inteligentes y sensibles. Aprenden más rápido y socializan bien. Tienen alta capacidad de relacionarse, son cariñosos y no, no son hiperactivos. La hiperactividad es otra cosa muy distinta de eso ya hemos hablado en esta página.
Tú tía Gertrudis te va a decir que ese niño está embracilado y chiflado, que necesita unas nalgadas y que lo dejes llorando en la cuna, “Pa’ que se acostumbre”. Te sugiero que a tu tía Gertrudis la mandes por un tubo.
Tu niño de alta demanda necesita lo contrario. Más brazos, más caricias, más atención y más caso. Ni modo, así es él y a la larga es una bendición.
Pero por mientras… ¿Qué puedes hacer?
Primero, saber. Saber que tu Margarita o tu Tomasito es de alta demanda, que se da igual en niño que en niñas.
Segundo, ni se te ocurra medicarlo. Sería un crimen.
Tercero: un fular. Necesitarás manos libres. El bodoque necesita estar pegado a ti todo el tiempo, y cuando digo “necesita”, no me refiero a que “quiere”. No es un gusto del bebé. Es una necesidad. Así nació y te tendrás que adaptar. Si lo traes todo el tiempo en brazos te vas a cansar y hasta te vas a lesionar. Un buen fular te dejará las manos libres y podrás andar por toda la casa haciendo lo que tienes que hacer con tu bebé gorjenado en tu espalda, opinando con balbuceos y emocionándose con todo. Feliz, porque está pegado a ti y eso es lo que necesita.
Cuarto: Guardería. El relajo de la guardería o el kínder les cae de maravilla a los niños de alta demanda. Con otros niños encuentran los estímulos que necesitan. Estos pequeños son sociables y socializar les ayuda mucho. En tiempos de pandemia no será posible, lamentablemente, pero tómalo en cuenta, para cuando las condiciones lo permitan.
Si conoces a familias con niños de Alta Demanda, mándales esta información.
Fuente: Dr Alberto Estrada Retes