11/05/2025
Comprender el Trastorno por Uso de Sustancias (TUS): Una mirada integral y actualizada
El abordaje contemporáneo de las adicciones ha evolucionado significativamente. Hoy, las investigaciones y la práctica clínica coinciden en que es fundamental dejar de ver el consumo problemático de sustancias como un simple “vicio” o una cuestión de debilidad de carácter. En su lugar, se habla de una condición clínica compleja y multifactorial: el Trastorno por Uso de Sustancias (TUS).
Este artículo tiene como objetivo ofrecer una explicación clara, profesional y profundamente humana sobre qué es el TUS, cómo se origina y cómo se puede abordar desde una perspectiva terapéutica moderna.
¿Qué es el Trastorno por Uso de Sustancias (TUS)?
El Trastorno por Uso de Sustancias es una condición clínica reconocida por el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se refiere a un patrón de consumo persistente y desadaptativo de una o más sustancias, que genera deterioro significativo en diversas áreas de la vida de la persona: salud física y mental, relaciones personales, desempeño laboral o académico, y funcionamiento general.
Las sustancias involucradas pueden incluir, entre otras: alcohol, cannabis, co***na, opioides, metanfetaminas, benzodiacepinas, nicotina y psicofármacos.
No todo consumo implica un TUS. Para que este diagnóstico sea válido, deben observarse criterios clínicos claros, como pérdida de control sobre el consumo, deseo intenso o craving, aparición de tolerancia, síntomas de abstinencia, y consumo continuado a pesar de sus consecuencias negativas.
Causas y factores de riesgo: un modelo multifactorial
El desarrollo de un TUS no se puede atribuir a una sola causa. Es el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. A continuación se describen los principales:
1. Factores biológicos
Predisposición genética.
Alteraciones en los sistemas de recompensa cerebral (dopamina, serotonina).
Mayor vulnerabilidad si el consumo inicia durante la adolescencia, cuando el cerebro aún está en desarrollo.
2. Factores psicológicos
Experiencias tempranas de trauma, abandono o abuso.
Trastornos mentales previos o simultáneos (ansiedad, depresión, trastorno límite de la personalidad, entre otros).
Dificultades en la autorregulación emocional.
3. Factores sociales y culturales
Contextos de exclusión, violencia o pobreza.
Entornos donde el consumo está normalizado o incentivado.
Falta de acceso a recursos de salud mental y redes de apoyo.
4. Factores familiares
Dinámicas familiares disfuncionales.
Historia de consumo en el entorno familiar.
Estilos de crianza negligentes, caóticos o sobrecontroladores.
El consumo de sustancias, en muchos casos, actúa como una forma desadaptativa de manejar el malestar psicológico, cubrir necesidades afectivas no satisfechas o suprimir recuerdos dolorosos.
La relación entre trauma y adicción
Las investigaciones más recientes en neurociencias y salud mental destacan una relación directa entre experiencias traumáticas tempranas y el desarrollo de adicciones. Esta perspectiva es sostenida por especialistas como Gabor Maté, quien propone entender el consumo problemático no como una elección, sino como una forma de supervivencia emocional ante un dolor interno no resuelto.
Desde este enfoque, muchas personas no consumen para "buscar placer", sino para dejar de sentir dolor, angustia o vacío emocional. El consumo se convierte, entonces, en una estrategia de autorregulación emocional, aunque con consecuencias negativas a mediano y largo plazo.
Tratamiento actual del TUS: enfoque integral
El tratamiento efectivo del TUS debe ser multidisciplinario, adaptado a las características personales del paciente, y orientado no solo a la interrupción del consumo, sino a la recuperación integral. Entre las intervenciones más relevantes se encuentran:
Intervenciones psicoterapéuticas
Terapia cognitivo-conductual.
Terapias centradas en el trauma (como EMDR, IFS o terapia somática).
Terapia de apego y enfoques basados en la vinculación.
Terapia familiar y de redes.
Abordaje farmacológico
Uso de medicación para reducir craving o prevenir recaídas (como naltrexona, buprenorfina, acamprosato).
Tratamiento de trastornos mentales concurrentes, cuando existan.
Reducción de daños
Acompañamiento terapéutico aun cuando la persona no está lista para dejar de consumir.
Educación para el uso seguro y prevención de riesgos (incluyendo sobredosis).
Programas de atención comunitaria que priorizan el vínculo y la contención.
Trabajo con el entorno familiar
Espacios de psicoeducación para familiares.
Terapia de apoyo para fortalecer los vínculos afectivos.
Trabajo conjunto para evitar conductas de codependencia o abandono.
La importancia de una visión no estigmatizante
Uno de los principales obstáculos para que las personas con TUS reciban tratamiento es la estigmatización. Considerarlas como “peligrosas”, “irresponsables” o “perdidas” no solo es inexacto, sino que profundiza su aislamiento y vergüenza.
En su lugar, es fundamental adoptar una mirada empática, comprensiva y centrada en el ser humano. Toda persona con un TUS tiene una historia que merece ser escuchada, una dignidad que debe ser respetada y una posibilidad real de recuperación si se le brinda el acompañamiento adecuado.