24/02/2025
Estas son algunas ventajas de tener mascotas, sin olvidar que son una responsabilidad.
Existen algunos estudios que comrpueban lo siguiente:
Es el caso de un estudio que se publicó en The American Journal of Cardiology que tras estudiar a 424 personas que habían padecido un evento cardiovascular, vieron que aquellos que no vivían con un perro multiplicaban por cuatro las probabilidades de mortalidad que aquellos que sí que gozaban de la compañía de un can. Estos resultados fueron independientes a programas psicológicos y a la severidad de la cardiopatía.
Se ha demostrado que la interacción con animales disminuye los niveles de cortisol (una hormona relacionada con el estrés) y disminuye la presión arterial. Otros estudios han descubierto que los animales pueden reducir la soledad, aumentar los sentimientos de apoyo social y mejorar su estado de ánimo.
La Alianza NIH/Mars está financiando una gama de estudios enfocados en las relaciones que tenemos con los animales. Por ejemplo, los investigadores están investigando de qué manera los animales pueden influir en el desarrollo infantil. Están estudiando las interacciones animales con niños que tienen autismo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y otras afecciones.
"No hay una sola respuesta acerca de cómo una mascota puede ayudar a alguien con una condición específica", explica la Dra. Layla Esposito, quien supervisa el Programa de Investigación en Interacción humano-animal de NIH. "¿Su objetivo es aumentar la actividad física? Entonces, podría beneficiarse si tiene un perro. Tendrá que pasear a su perro varias veces al día y, así, aumentará la actividad física. Si su objetivo es reducir el estrés, a veces observar a los peces nadando puede brindar una sensación de calma. Entonces, no hay un solo tipo que sirva para todos".
"Estamos tratando de aprovechar la calidad subjetiva de la relación con el animal, esa parte del vínculo que las personas sienten con los animales, y cómo eso se traduce en algunos de los beneficios para la salud", explica el Dr. James Griffin, un experto en desarrollo infantil de NIH.