05/05/2025
SOMOS LOS HIJOS DE PADRES QUE NO FUERON A TERAPIA ❤️🩹
Venimos de familias que hicieron lo mejor que supieron.
Crecimos en casas donde muchas cosas no se decían.
Donde los silencios pesaban más que las palabras.
Donde sentir estaba bien… siempre y cuando no se notara demasiado.
Nos enseñaron a ser fuertes, aunque no siempre supimos qué significaba eso.
Aprendimos a callar cuando había dolor.
A quedarnos quietos cuando algo nos asustaba.
A mirar los gestos y adivinar lo que nadie se atrevía a decir.
No es que nuestros padres no quisieran hablar o entender.
Es que nadie les enseñó cómo.
A ellos también les dolió crecer.
También sintieron miedo y soledad.
Pero en su época, llorar era debilidad y buscar ayuda era cosa de locos.
Así vivieron.
Y así nos criaron.
Pero ahora…
Nos toca a nosotros cambiar la historia.
Nos toca aprender a decir lo que sentimos.
A poner nombre a los miedos que antes solo se aguantaban.
A dejar de esconder la tristeza.
A reconocer que no todo lo que aprendimos nos sirve hoy.
A cuidar de nosotros sin sentir culpa.
Sanar no es culpar.
Sanar es entender.
Es mirar atrás con compasión y adelante con responsabilidad.
No para juzgar. Sino para hacerlo diferente, porque no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos cambiar cómo sigue la historia.
Somos los que elegimos hacer las cosas de otra manera.
Hablar con nuestros hijos.
Escuchar sin miedo.
Poner límites con respeto.
Mostrar el amor sin esconderlo detrás de sacrificios.
Somos quienes decidimos que las heridas no se repiten.
Que el dolor no se hereda.
Que ser fuertes también es saber pedir ayuda.
Y aunque no siempre sepamos cómo… lo estamos intentando. Y eso ya es un gran comienzo.