30/07/2024
EL MITO DEL TLACUACHE 🐲 🔥
Hace muchos años no se conocía el fuego, las personas debían comerlo todo crudo y su vida era muy difícil. En las noches de invierno, cuando el frío descargaba sus rigores en todos los confines de la tierra, hombres, mujeres y niños, padecían mucho. Sólo deseaban que las noches terminaran pronto para que el sol, con sus caricias, les diera el calor que tanto necesitaban.
Un día, el fuego se soltó de alguna estrella, y se dejó caer en la tierra provocando un incendio. Entonces los quinamentin (gigantes) de la montaña, apresaron al fuego y no lo dejaron extinguirse. Nombraron comisiones que se encargaron de cortar árboles para saciar su hambre, porque el fuego era un insaciable devorador de plantas, animales y todo lo que se ponía a su alcance.
Para evitar que la gente pudiera robarles su tesoro, estos gigantes organizaron un poderoso ejército encabezado por el tigre. Varios pobladores hicieron el intento de robarse el fuego pero murieron acribillados por las flechas de sus enemigos.
Compadecido, el tlacuache decidió correr el riesgo y robar el fuego para proporcionarcelo a los hombres.
Se acercó cuidadosamente al campamento donde tenian resguardado el fuego y se hizo bola. Así pasó siete días sin moverse, hasta que los guardianes se acostumbraron a verlo. El séptimo día, aprovechando que sólo el tigre estaba despierto, se fue rodando hasta la hoguera. Al llegar, metió la cola y una llama enorme iluminó el campamento. Con el hocico tomó una brasa y se alejó rápidamente.
El tigre lo vio y comenzó a perseguirlo, al ver que le pisaban los talones, el tlacuache guardó la brasa en su marsupia.
La velocidad del tigre se impuso y alcanzándolo lo pisoteó y machacó. Seguro de haberlo matado, regresó a cuidar el fuego. El tlacuache rodó y rodó, envuelto en sangre; así llegó donde la gente que lo estaban esperando. Moribundo, desenroscó su cola y entregó el tizón, inmediatamente las personas encendieron hogueras, y alimentaron al fuego por siempre.
El tlacuache fue nombrado el héroe y desde aquél acto valiente todavia muestra su cola pelada.
