Centro Comunitario Yaakunaj

Centro Comunitario Yaakunaj Se ofrece a la comunidad servicios especializados de salud física y mental: prevención, tratamiento y rehabilitación.

Psicoterapia: Infantil, adolescentes, jóvenes, adultos, pareja y familiar.

03/12/2025

Muchos padres quieren que sus hijos confíen en ellos,
pero reaccionan como si la confianza fuera un examen que hay que aprobar.

Tu hijo no teme tus reglas,
teme tu reacción.

Cuando se equivoca y te callas con reproche,
cuando hablas desde el enojo,
cuando usas el “te lo dije”…
sin notarlo, enseñas que su error es más grande que tu amor.

Y ahí es cuando empieza el silencio.
No porque no quiera hablarte,
sino porque aprendió que su voz ya no es bienvenida.

💭 Duele, pero también despierta.
Porque todavía puedes elegir:
¿vas a reaccionar para asustarlo o para acercarlo?

💾 Guarda este post.
La próxima vez que tu hijo te cuente algo difícil, vas a querer recordarlo.






17/11/2025
17/11/2025

Colgó carteles a lo largo del puente con su número de teléfono, para quienes solo necesitan ser escuchados. Dice haber recibido más de 55,000 llamadas. De profesión mensajero, apenas gana 300 euros al mes.

Y sin embargo, cada fin de semana desde hace más de 20 años, Chen Si pasa hasta ocho horas recorriendo el mismo puente en Nanjing, China — no para entrenarse, sino para salvar vidas.
Habla, escucha, tiende la mano a quienes la vida ha destrozado. Más de 500 personas han renunciado a lo peor gracias a él.

«No necesitas morir hoy. Hablemos primero.» ❤️

Los héroes reales no llevan capa.
Suelen ser gente común… que elige no apartar la mirada.

17/11/2025
15/11/2025
05/11/2025

😯🇯🇵 “En Japón, cualquier adulto puede corregir a cualquier niño, porque todos los niños son responsabilidad de todos. Si un niño hace algo indebido y no lo corriges, el irresponsable eres tú. Ese es su sentido de tribu: todos cuidan de todos.”

"Cuando llegué a Japón con mis hijos, vi a dos niños jugando en una escalera eléctrica y me acerqué a decirles que era peligroso. De inmediato, se detuvieron; el menor salió corriendo asustado, y el mayor, con respeto, me miró y dijo: ‘Sumimasen’, que significa ‘perdón’. Mis hijos estaban asombrados. ‘Papá, ¿los conoces?’, me preguntaron. ‘No’, respondí. ‘¿Entonces por qué te hicieron caso?’. Les expliqué: ‘Porque soy un adulto’. En Japón, cualquier adulto puede corregir a cualquier niño, porque todos los niños son responsabilidad de todos. Si un niño hace algo indebido y no lo corriges, el irresponsable eres tú. Ese es su sentido de tribu: todos cuidan de todos.”

A mí eso me marcó. Recuerdo que una vez un vecino me regañó con firmeza y yo, ofendido, fui a contarle a mi padre. Pero él, en lugar de defenderme, le dio las gracias al vecino y me dijo: “Cuando yo no estoy, él es tu papá”. Esa frase me cambió para siempre. En Japón, esa mentalidad se traduce en no tirar basura al suelo, en dejar limpio el baño público, en pensar en el que viene después. Es una cultura donde el ego se disuelve en la comunidad. Y yo, que crecí entre dos mundos, siempre he pensado que si Latinoamérica aprendiera un poco de ese sentido de tribu, viviríamos en sociedades más amables, más respetuosas y mucho más humanas.

👉 Yokoi Kenji, sobre el profundo sentido de comunidad que aprendió de Japón y cómo cambió su forma de ver la educación y la vida. 🇨🇴🇯🇵

05/11/2025

Tenía diecisiete años.
Y la ley decía que debía casarse con su viol- ador… o ser deshonrada para siempre.
Ella dijo no.

En 1965, Franca Viola era una adolescente que vivía en Alcamo, Sicilia, cuando tomó una decisión que cambiaría la historia de Italia.
Pero antes de hacerlo, tuvo que sobrevivir.

Franca había terminado su relación con Filippo Melodia, un hombre con vínculos con la mafia que no aceptó el rechazo.
El 26 de diciembre de 1965, Melodia y un grupo de hombres armados irrumpieron en la casa familiar. Golpearon a su madre.
Secuestraron a Franca y a su hermano pequeño, Mariano, de ocho años, que intentó desesperadamente defenderla.

Mariano fue liberado. Franca, no.
Durante ocho días, fue retenida, v- iola- da y amenazada, obligada a aceptar un matrimonio con su agresor.

Porque en la Italia de 1965, esa era la “solución”. Era la ley.
El artículo 544 del Código Penal italiano permitía que un violador evitara la cárcel si se casaba con su víctima.
A esto se le llamaba matrimonio reparador (matrimonio riparatore).
La idea era que el matrimonio “restauraría” el honor de la mujer, supuestamente destruido por la vi- ol- ación.

Su honor, no su crimen.

Y no hablamos de tiempos antiguos. Era 1965 — el año en que los Beatles cantaban Yesterday y Estados Unidos enviaba tropas a Vietnam.
En la Italia moderna, las mujeres debían casarse con su agresor o vivir como parias, “manchadas” para siempre.

Cuando Franca fue finalmente liberada, todos —su comunidad, la sociedad, incluso parte de su familia— esperaban que hiciera lo que hacían todas las mujeres:
aceptar el matrimonio y seguir adelante con su vida “reparada”.

Pero Franca dijo no.

Ese simple “no” quebró un sistema que llevaba siglos oprimiendo.

Ante los jueces, los periodistas y todo el país, Franca Viola declaró:

“No quiero reparar un crimen que no cometí. Quiero justicia.”

Fue un escándalo.
En Sicilia, una mujer que se negaba a casarse con su v- iola- dor no solo era “deshonrada”: también arrastraba la vergüenza sobre su familia.
Su padre recibió amenazas, pero nunca se rindió.
Dijo con firmeza:

“El honor no se repara con un matrimonio. Se pierde cuando se niega la verdad.”

El juicio, en 1966, fue histórico.
Filippo Melodia fue condenado a once años de prisión, un hecho sin precedentes.
Por primera vez, una mujer siciliana no fue vista como una víctima “sin honor”, sino como una mujer digna y valiente.

Italia tardó todavía años en cambiar la ley.
No fue hasta 1981, dieciséis años después del secuestro de Franca, que el Parlamento italiano abolió el matrimonio reparador.
Pero aquel día, en el tribunal de Alcamo, la historia ya había cambiado para siempre.

Franca Viola se casó años después, por amor, con otro hombre.
Vivió discretamente en su pueblo natal.
Siempre rechazó ser vista como una mártir:

“Solo hice lo que cualquier mujer debería hacer.
El verdadero deshonor es renunciar a la libertad.”

Hoy, su nombre se enseña en las escuelas italianas.
Es un símbolo del valor, la dignidad y la libertad femenina.
Una adolescente de diecisiete años que se atrevió a decir no cuando todo un país esperaba que guardara silencio.

Y ese NO cambió Italia para siempre. 🇮🇹✨

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