10/07/2025
Una de las características generales de la BASURA, es que: “La BASURA es todo aquel material físico considerado como desecho o dañino, que se necesita eliminar. La basura es un producto de las actividades humanas al cual se le considera de valor igual o menor a cero por quien lo desecha, y no necesariamente debe ser odorífica, repugnante e indeseable, eso depende del origen y composición de esta.” Sin embargo, NO NECESARIAMENTE lo que alguien considera basura lo es para tod@s. Muchas personas sobreviven gracias a lo que pepenan de aquello que otras personas consideraron basura, y a ell@s les es útil o valioso.
Emocionalmente hablando, se pudiera definir “BASURA EMOCIONAL” al cúmulo de emociones que nos son no gratas, insatisfactorias o dañinas, y que derivan de situaciones ocurridas O IMAGINARIAS que hemos experimentado a lo largo de nuestra existencia y que, etiquetadas como recuerdos, mantenemos vigentes en nuestro consciente y/o inconsciente. Se vuelve a recalcar que NO NECESARIAMENTE esas emociones son realmente “EMOCIONES BASURA”, sino que, eso representan PARA NOSOTR@S, porque en el ámbito familiar, escolar, laboral, social o cultural así nos lo definieron, o, como suele suceder, ASÍ LO INTERPRETAMOS y derivado de esa MUY PERSONALÍSIMA interpretación, creamos paradigmas convincentes respecto a ello.
En nuestra defensa podemos esgrimir el razonamiento de que “es innato, y, por lo tanto, natural y normal” que actuemos como actuamos, respecto a aquello que etiquetamos como BASURA EMOCIONAL. La Neurociencia explica que “guardar BASURA EMOCIONAL” fue una de las argucias que nuestro cerebro límbico implementó para salvaguardar la supervivencia de nuestra especie, dado que, en nuestros inicios existenciales, antes de que nos convirtiéramos en L@S MÁS PELIGROS@S DEPREDADOR@S DEL PLANETA, éramos inocentes y deliciosas presas para los DEPREDADORES NATURALES que cohabitaban el planeta, junto con nosotr@s... Debido a ello, nos era INDISPENSABLE guardar como preciado tesoro TODAS aquellas experiencias derivadas de vivencias peligrosas o desafortunadas al exponernos a un peligro, como un rival agresivo, un animal salvaje, un insecto o reptil venenoso o plantas dañinas, NUESTRA SUPERVIVENCIA dependía totalmente de que RECORDÁRAMOS Y RECONOCIÉRAMOS los peligros reales y potenciales, y estuviéramos list@s para decidir, en fracción de segundos la acción a llevar a cabo… generalmente limitada a dos opciones: LUCHAR O ESCAPAR.
Inevitablemente, a lo largo de nuestra existencia, hemos de coincidir con personas, eventos y situaciones POTENCIALMENTE PELIGROSAS, como una pareja, ser queri@, superior laboral, maestr@, vecin@, compañer@ o desconocid@ oportunista, con conductas catalogadas como TÓXICAS, y que actúan como ventajos@s, abusiv@s, ladin@s, falaces, de razonamiento hábil y tendencioso… Al pasar de miles de años, las opciones MÁS OBVIAS siguen limitadas a dos: LUCHAR O ESCAPAR, ante AMENAZAS O PELIGROS INMINENTES… Y nuestro cerebro frontal “inventó” una tercera opción: SOMETERNOS a quien consideramos más fuertes (aunque realmente no lo sean y aunque realmente no les necesitemos), para procurarnos o salvaguardar nuestra comodidad, e integridad física y emocional.
Pero necesitamos RAZONAR las situaciones a las que nos enfrentamos… empezando por identificar las REALMENTE AMENAZANTES O PELIGROSAS de aquellas que NO EXISTEN en el aquí y el ahora, sino que derivan de un pasado desafortunado o de un imaginario futuro lejano e incierto. El no hacerlo es lo que nos predispone a ACUMULAR BASURA EMOCIONAL… Generalmente somos muy dad@s a reaccionar con enfado, disgusto, ira o desconsuelo ante personas, sucesos y situaciones que identificamos como “NO GRATAS” y ello “es normal” siempre que sea una sensación PASAJERA limitada a un espacio tiempo lo más breve posible, NO que quedemos “atorad@s” en una sensación displacentera o hiriente por muchos minutos, horas, días, meses, años o el resto de nuestra vida… No es exageración, es una realidad que corroe la paz interior de much@s seres hoy en día.
Suele suceder que el espacio físico en el que nos desarrollamos se empieza a acumular polvo, pequeños desperdicios, manchas u objetos que, esparcidos sin ton ni son, dan un aspecto de suciedad a la totalidad del espacio. Si dedicamos algo de nuestro tiempo en identificar qué de lo esparcido desordenadamente es BASURA, lo separamos y juntamos en un reducido espacio, nos daremos cuenta de que es mucho más el espacio limpio que el sucio. Pero, si no realizamos esta tarea, la BASURA terminará por inundar todo el espacio y, como es basura, hiede y contamina todo a su alrededor… Lo mismo sucede con nuestros pensamientos y emociones BASURA: terminan por convertirnos en seres intransigentes, desconfiad@s, dolid@s, resentid@s, amargad@s y, por lo tanto, crueles, que, a manera de malsana e ilusoria revancha, vamos por la vida causando dolor a quienes no nos hirieron.
Hagamos la tarea de LIMPIAR nuestro espacio interior: identifiquemos, separemos y expulsemos de nosotr@s toda la BASURA EMOCIONAL que le resta calidad a nuestra vida y nos tiene auto-secuestrad@s... Es cuestión de que NOS PONGAMOS MÁS ATENCIÓN A NOSOTR@S MISM@S. No se trata de ser dejad@s, de quedar a merced de cualquier persona abusiva, sino de recuperar nuestra paz interior y, desde ese espacio, definir y fijar los límites que nos permitan VIVIR REALMENTE NUESTRA VIDA con plenitud, armonía y alegría… No olvidemos que LA BASURA SE PUEDE RECICLAR para cambiar su naturaleza y convertirle en algo útil.
¡Manos a la obra! Empecemos con la tarea de deshacernos de nuestra BASURA EMOCIONAL.
Juan E.
Saludos y bendiciones.