26/09/2025
Desde PsicoConductual queremos hablarles de un tema que suele estar lleno de estigmas y mitos: el sobrepeso y la obesidad. Lo haremos desde el conductismo radical, ACT y DBT, con un enfoque clínico, técnico y a la vez aplicable a la vida diaria.
Una visión ética y sin estigma:
Ni el sobrepeso ni la obesidad son “etiquetas de identidad”. Son descripciones funcionales de una condición corporal que surge de múltiples factores: genéticos, contextuales, médicos, afectivos y conductuales.
No se trata de culpar a la persona ni de reducir todo a “falta de voluntad”. Eso sería reforzar la culpa y no genera cambios sostenibles.
Por otro lado, tampoco se trata de caer en explicaciones simplistas como: “si guardas emociones, engordas”. Esa idea no tiene sustento conductual y desplaza la atención de lo que sí podemos intervenir: hábitos y repertorios de conducta relacionados con autocuidado, alimentación y movimiento.
El problema es conductual, pero también contextual. Desde el análisis funcional entendemos que:
Comer no solo es una conducta para obtener nutrientes, sino también una forma de regulación inmediata (ej. comer para reducir ansiedad o aburrimiento).
El ambiente moderno refuerza la ingesta excesiva: comida ultraprocesada, delivery inmediato, horarios laborales que restringen la preparación de alimentos.
El ejercicio físico está asociado a barreras contextuales: tiempo, espacio, recursos, reforzadores inmediatos (cansancio, dolor) vs. reforzadores diferidos (salud, estética, energía).
Trabajo multidisciplinar. La psicología conductual no sustituye a la medicina ni a la nutrición. El abordaje ético implica trabajar en equipo:
Médicos: evalúan condiciones metabólicas, hormonales, riesgo cardiovascular.
Nutricionistas: diseñan planes de alimentación ajustados a la historia y contexto de cada persona.
Psicólogos conductuales: intervenimos en los patrones de conducta que mantienen la relación con la comida, el sedentarismo y el autocuidado.
Herramientas clínicas desde ACT, DBT y análisis funcional:
ACT: Clarificar valores:
Pregunta: “¿Qué tipo de vida quieres construir que te permita tu cuerpo actual o con cambios?”.
Ejemplo clínico: Un paciente que quiere “jugar con sus hijos sin agotarse” encuentra un valor en el movimiento que va más allá de la estética.
DBT: Regulación emocional y tolerancia al malestar:
Muchas conductas de ingesta compulsiva funcionan como evitación de emociones desagradables.
Técnica: Sustituir la comida emocional con conductas de regulación como respiración diafragmática, contacto social breve o técnicas de distracción adaptativa.
Análisis funcional: Identificar cadenas de conducta:
Estímulo discriminativo: “llego cansado del trabajo”.
Respuesta: “pido comida rápida”.
Consecuencia: saciedad + alivio de cocinar.
Intervención: introducir un repertorio alternativo: tener preparada comida simple desde antes, o hacer una pausa breve de autocuidado antes de decidir.
Movimiento y ejercicio sin mito:
Ejercicio no significa gimnasio. Desde el conductismo radical entendemos que cualquier conducta de movimiento que sea reforzante y sostenible es válida.
Ejemplos: caminar con música, bailar en casa, subir escaleras, entrenar con el propio peso o con mancuernas simples.
Intervención clínica: diseñar planes de acción que empiecen con microconductas reforzantes (ej. 10 minutos de estiramiento por la mañana) en lugar de metas inalcanzables (1 hora de gimnasio 6 días a la semana).
Ejemplos aplicados en consulta:
Caso 1: Persona que come dulces cada noche para reducir ansiedad, trabajamos defusión (ACT) para notar el pensamiento “lo necesito” sin obedecerlo de inmediato más técnica DBT de delay (esperar 10 minutos antes de decidir).
Caso 2: Paciente que evita hacer ejercicio porque siente vergüenza en gimnasios, se interviene con exposición gradual en casa (videos de 10 minutos) hasta ampliar el repertorio.
Caso 3: Persona con historial de dieta restrictiva y rebote, se clarifica valor de autocuidado, no estética; se refuerzan elecciones pequeñas de movimiento y alimentación flexible.
Desde el conductismo radical, ACT y DBT, el trabajo con sobrepeso y obesidad no se trata de culpar, etiquetar ni repetir slogans de psicología pop. Se trata de:
Reconocer que hay factores biológicos y contextuales reales.
Intervenir en conductas concretas relacionadas con alimentación, movimiento y autocuidado.
Acompañar al paciente a vivir una vida más cercana a sus valores, con un abordaje multidisciplinar y ético.
El cambio no es magia ni represión. Es diseñar pequeños movimientos conductuales sostenidos que, reforzados en la vida diaria, construyen salud y calidad de vida.