23/07/2024
LA MÚSICA DEL CAMBIO.
Durante muchos años, en muchos lugares y en boca de muchas personas, he escuchado que lo único seguro en la vida además de morir, es el cambio. La impermanencia de todo cuanto somos y nos rodea, es casi alucinante. Nuestra sociedad que día a día despierta y descansa con nuevas formas de pensar, con nuevas exigencias que compartir. El capitalismo y el consumismo que no paran, al contrario, los cambios son y deben ser siempre lo primero de la lista, de lo contrario, todo muere.
Sólo que, la única especie que aún no es capaz de adaptarse por completo al cambio es el ser humano. Vivimos haciendo lo mismo que nuestros abuelos; nos quejamos de las guerras y el odio que narran los libros de historia y en pleno siglo XXI seguimos odiando, seguimos violentando, seguimos haciendo sangrar más de un corazón. Queremos amar mejor y ni siquiera sabemos cómo amar y mucho menos cómo hacerlo mejor. Pedimos a gritos libertad, igualdad y felicidad; tres conceptos más distorsionados y menos valorados de nuestra generación.
Yoga, meditación, mindfulness, reiki, tarot, cartas astrales, coaching, AA, retiros espirituales, psicoterapia…una agenda tan apretada en la búsqueda del cambio, donde sólo algunos consiguen la meta. ¿A costa de qué? ¿Cuál es el precio por ser y hacer diferente? ¿Valió la pena?
Lo más increíble e ilógico de estos cambios es que, cuando más te esfuerzas por crecer, hacer consciencia y actuar en consecuencia, se abren las puertas de la crítica, el juicio, los señalamientos y las más duras despedidas: los que amabas ya no están.
Cambiar implica mirar al frente, sin la certeza de lo que viene y decidir caminar. Implica mirar hacia atrás y reconocer con valentía y humildad los momentos difíciles y las decisiones inconscientes. Implica aceptar que algo dentro de ti muere hoy y aquí, y que cada paso dado será huella, semilla y muerte de ahora en adelante; pues el camino del cambio muy pocas veces acepta la renuncia. Implica hacerles frente a todos aquellos que juzgan las decisiones que tomas y los límites que pones; escuchar las críticas y recibir, como bien lo dijo Aritzia “balas cargadas de rabia y frustración por ser como yo soy”.
Sin embargo, de lo más difícil de este camino de cambios es el dejar ir. Observar cómo aquellas personas que amas (y que te amaron) deciden irse de tu lado, porque tus cambios han hecho demasiado ruido y muy pocos están dispuestos a hacer música contigo. Explicarle a nuestro cerebro que hacer lo mejor para nosotros significa perder a quienes amamos porque simple y complejamente ya no nos aman más tal y como somos, es una tarea ardua, digna de los más fuertes y valientes.
Si tu al igual que yo estás en este camino y decidiste cruzar cada una de estas pruebas, te agradezco y reconozco tu esfuerzo. Deja que duela, deja que se rompa, deja que se vaya. Desde alguna parte de mi mente/corazón donde esto vale la pena, te digo: lo estas haciendo increíble, tu ruido sólo molesta a quienes no están listos para tocar contigo.
Ojalá algún día aprendamos a amar la música de los demás. 💜🎼