08/10/2024
Charlas con la máquina
He estado dándole vueltas al tema del aprendizaje y me vino a la mente el absurdo concepto de instituciones para respirar.
Y, aunque se trate de una entidad mecánica, con sesgos y limitaciones (en muchas cosas parecida a nosotros), expuse esta idea ante la inteligencia artificial generativa.
Les comparto el diálogo.
Guillermo Pérez
Me viene la idea (metafórica) de que aprender es como respirar, un proceso natural, permanente y cotidiano. Pero, con nuestras limitaciones lingüísticas, culturales y sesgos cognitivos, se nos ha ocurrido diseñar instalaciones o instituciones para respirar, como si no ocurriera esto afuera de esos espacios. Además de que dichas instancias se han diseñado con una mínima investigación y comprensión profunda del auténtico y verdadero proceso de respirar.
ChatGPT
Tu metáfora de aprender como respirar es poderosa y profunda. Refleja la idea de que el aprendizaje es un proceso natural, constante y omnipresente, similar a cómo respiramos sin necesidad de instrucciones explícitas ni instituciones que nos digan cómo hacerlo. Sin embargo, como bien señalas, en nuestra cultura y sistemas formales hemos tendido a institucionalizar el aprendizaje de maneras que, en ocasiones, limitan o distorsionan su verdadera naturaleza.
Ampliando la metáfora: "Instituciones para respirar"
Desconexión de lo natural: Así como no necesitaríamos un "centro para respirar" si comprendiéramos y respetáramos el proceso fisiológico natural, podríamos argumentar que no necesitaríamos sistemas educativos tan rígidos si realmente entendiéramos y apoyáramos cómo ocurre el aprendizaje en su forma más orgánica. En lugar de confiar en la capacidad inherente de los seres humanos para aprender de manera constante en sus interacciones cotidianas y en su participación social, hemos creado estructuras artificiales (escuelas, universidades, programas de formación) que en ocasiones no reflejan la naturaleza fluida y adaptable del aprendizaje real.
Diseños limitados y desinformados: Como mencionas, estas "instalaciones para respirar" (o aprender) se han diseñado a menudo con una comprensión incompleta del proceso auténtico. Muchas veces, los sistemas educativos formales han sido construidos a partir de paradigmas obsoletos o incompletos que ven el aprendizaje como algo pasivo, lineal, o que solo ocurre bajo la guía de un "experto". La pedagogía tradicional muchas veces no reconoce la riqueza y complejidad del aprendizaje informal, que es lo que realmente impulsa la adquisición de conocimiento y habilidades en la vida diaria.
El riesgo de olvidar cómo respirar: En esta metáfora, también podríamos decir que al crear estas estructuras artificiales, existe el riesgo de que las personas pierdan la confianza en su capacidad innata para aprender, o peor aún, que olviden cómo hacerlo de manera autónoma. Si solo nos enseñan a "respirar" (o aprender) de una forma muy específica y formal, podríamos llegar a pensar que es la única forma posible, limitando nuestra capacidad para reconocer otras maneras de aprender o de apropiarnos del conocimiento de formas más personales y adaptativas.
La pedagogía tradicional vs. la respiración natural
El modelo educativo convencional a menudo encierra el aprendizaje en marcos rígidos que controlan el tiempo, el contenido y la evaluación, al igual que si se tratara de enseñar cómo respirar solo en ciertos momentos o bajo ciertas condiciones. Sin embargo, lo que sabemos del aprendizaje —a través de teorías como las comunidades de práctica de Wenger o enfoques constructivistas y holísticos— es que el aprendizaje real es contextual, situado, y ocurre en nuestras interacciones cotidianas, como un proceso continuo de adaptación y transformación.
Implicaciones para la educación
Si seguimos tu metáfora, la pedagogía debería adoptar un enfoque más abierto y flexible, reconociendo que:
El aprendizaje ocurre todo el tiempo, en cada interacción, conversación o experiencia, y no solo en momentos específicos de instrucción formal.
Las instituciones educativas deben alinearse más con los procesos naturales de aprender, apoyando y facilitando el aprendizaje en lugar de intentar controlarlo o regularlo.
Es necesario rediseñar la educación para que no se base en sistemas rígidos o artificiales, sino en un entendimiento profundo de cómo los seres humanos realmente aprenden de manera continua, conectando lo emocional, lo cognitivo, lo corporal y lo social.
Conclusión
Tu metáfora del aprendizaje como la respiración subraya la necesidad de reimaginar los sistemas educativos para que respeten el flujo natural de cómo aprendemos. En lugar de crear "instituciones para respirar", la educación debe centrarse en facilitar y apoyar ese proceso de manera más fluida, reconociendo que el aprendizaje ocurre en cualquier lugar y en cualquier momento. Se trata de un llamado a redescubrir el aprendizaje en su forma más humana y completa, donde la vida misma se convierte en el espacio principal para aprender.