28/05/2025
Y te das cuenta que la vida afuera sigue su curso, que nadie y nada se detiene solo tú y tu dolor....
El proceso de duelo no es fácil, pero sentirse acompañado es reconfortante ...
Psic. Mayra Morales
̃amientotanatologico
El día después de una pérdida no se siente como un día.
Se siente como un vacío con reloj.
Uno en el que respiras... pero no vives.
Hay dolor. Hay enojo. Hay preguntas sin respuesta.
Y una tristeza que se esconde detrás de los gestos más simples.
Empiezas a extrañar cosas que antes pasaban desapercibidas:
una voz al fondo, una risa en la mesa, una rutina compartida.
Crees oírlo, crees verlo... y entonces recuerdas que ya no está.
Ese es el verdadero duelo: esperar lo que ya no vuelve.
Y sentir culpa por seguir esperando.
Pero el dolor no tiene calendario.
No se supera en un día, ni en una semana.
El duelo es una montaña rusa de emociones:
ríes... y de pronto lloras.
Estás bien... y de repente, algo lo trae de vuelta.
Una canción, un aroma, una fecha.
El "día después" no es un solo día.
Es un proceso que se extiende en la vida.
Pero también es el inicio de algo más: de aprender a vivir con el recuerdo, de honrar lo vivido,
de dejar que el amor transforme la ausencia en gratitud.
Porque al final, el duelo no se supera... se camina.
Y en ese camino, poco a poco... el dolor duele menos, y el amor que sentiste, brilla más.