21/05/2025
Herida de Humillación
“Cuando aprendí que ser yo era motivo de vergüenza.”
🧠 ¿Cómo nace esta herida?
La herida de humillación se gesta en la infancia, entre los 2 y 4 años, cuando el niño empieza a explorar su cuerpo, sus emociones y su independencia. Se desarrolla cuando:
Fue avergonzado o ridiculizado por sus necesidades básicas (comer, ir al baño, llorar, expresar alegría).
Se sintió expuesto, burlado o castigado por “ser demasiado” (muy sensible, muy torpe, muy intenso, etc.).
Fue controlado por padres que lo hicieron sentir “malo”, “grosero” o “sucio”.
Creció con un entorno altamente crítico o moralista.
🧩 El niño internaliza el mensaje:
👉 “Ser como soy es incorrecto. Tengo que reprimir lo que siento o deseo para que me acepten.”
💬 Frases que marcan esta herida:
“¿Ya te vas a poner a llorar otra vez?”
“Qué asco, no hagas eso.”
“Te ves ridículo.”
“Si comes más, vas a parecer un cerdo.”
“Qué vergüenza me das.”
“No hagas eso enfrente de la gente.”
🧍♂️ ¿Cómo se refleja en el cuerpo?
Según Lise Bourbeau, esta herida se asocia con un cuerpo pesado, redondeado o con sobrepeso, especialmente en la parte baja del cuerpo (abdomen, caderas, muslos), como si el cuerpo retuviera emociones, culpas o necesidades no expresadas.
📌 El cuerpo puede hablar con:
Postura encorvada o contenida
Tensión en la mandíbula, cuello o estómago
Problemas con la alimentación (atracones, culpa, rechazo corporal)
Dificultad para disfrutar el placer sin vergüenza
💭 Es un cuerpo que grita: “No soy digno de ser visto con deseo, libertad o amor.”
👁️ ¿Cómo se manifiesta emocionalmente en la adultez?
Culpa constante, incluso sin motivo real
Se autocastiga por disfrutar
Hipersensibilidad al juicio ajeno
Tiene dificultad para poner límites
Carga con personas o problemas que no le corresponden
Se sabotea cada vez que algo bueno le pasa
Miedo a ser visto o escuchado desde lo auténtico
🛡️ La máscara de esta herida: el masoquista
El adulto con esta herida se vuelve alguien que tolera más de lo que debería, y muchas veces incluso se expone al dolor para sentirse útil, necesario o valioso.
👉 “Si me sacrifico por los demás, tal vez así no me rechacen.”
También puede reírse de sí mismo para evitar que otros lo humillen primero.
🌱 ¿Cómo se empieza a sanar esta herida?
Liberar la vergüenza del cuerpo:
Aprender a habitarlo con amor, sin castigo. Bailar, tocarse con ternura, mirar su reflejo con compasión.
Reconocer que tener necesidades no es debilidad:
Tener hambre, placer, deseo, descanso o compañía es humano, no vergonzoso.
Reescribir la historia interna:
Cambiar el diálogo:
👉 “No soy malo por ser humano. No soy indigno por sentir.”
Limpiar lealtades familiares:
¿A quién estás tratando de proteger cargando culpas que no son tuyas?
Practicar la autoaceptación radical:
Permitirte sentir placer, poner límites, pedir lo que necesitas sin disculparte.
💬 Reflexión final
La herida de humillación te hizo creer que eras “demasiado” para ser amado.
Demasiado ruidoso. Demasiado torpe. Demasiado tú.
Pero lo que un día te hizo sentir vergüenza…
hoy puede ser lo que te devuelva tu libertad.
🌿 Sanar no es dejar de sentir culpa.
Es dejar de cargar culpas que nunca fueron tuyas