19/07/2025
EL PAPÁ QUE NO ABRAZA
Hay hombres que se convirtieron en padres sin haber sido hijos del todo.
Hombres que crecieron sin un “te quiero”, sin un beso de buenas noches, sin nadie que los defendiera del miedo. Ni caricias, ni cuentos, ni ternura.
Solo gritos. Castigos. O peor: silencio.
Y así aprendieron a amar como les enseñaron: con rigidez, con trabajo, con presencia… pero sin abrazos.
No es que no amen.
Es que nadie les mostró cómo se ama con suavidad.
Son esos papás que te dicen “ponte suéter” en lugar de “te amo”.
Que se preocupan por la tarea, pero no saben cómo decir que están orgullosos.
Que pagan la colegiatura, pero no saben qué hacer cuando los abrazas.
Y aunque su amor no sea cálido, es real.
Porque se levantan a las 5 AM, aunque estén agotados.
Porque comen lo que queda con tal de que tú tengas lo mejor.
Porque trabajan como mulas… pero no saben llorar.
No los justifico.
Porque también duele crecer con un padre distante.
Porque también rompe el alma sentirse invisible ante el hombre que más querías impresionar.
Pero no todos los hombres duros son crueles.
Algunos están heridos.
Algunos son niños rotos que crecieron sin una sola muestra de ternura.
Y sí… eso no los exime.
Pero tal vez, si aprendemos a ver más allá del gesto serio y el tono frío,
podamos entender que no hay falta de amor… hay falta de herramientas.
Quizá el papá que no abraza…
es el niño que jamás conoció el calor de uno.