30/01/2024
¿Qué pasará con la obstetricia moderna ante el fenómeno de violencia obstétrica?
Biológicamente, el parto puede considerarse un fenómeno desafiante y, en cierto sentido, violento en la naturaleza debido a los procesos fisiológicos y mecánicos involucrados. Durante el parto, el cuerpo de la mujer experimenta intensas contracciones uterinas para expulsar al bebé a través del canal del parto. Este proceso implica la distensión y dilatación del cuello uterino, así como la presión en la pelvis.
Desde el punto de vista biológico, la violencia inherente al parto puede ser vista como una adaptación evolutiva necesaria para la supervivencia de la especie. Aunque puede ser un proceso desafiante y doloroso, el resultado es la continuación de la vida.
Es importante señalar que, a pesar de la intensidad biológica del parto, la atención médica moderna se centra en hacer que este proceso sea lo más seguro y cómodo posible para la madre y el bebé. La violencia obstétrica, en términos de maltrato o intervenciones médicas innecesarias y perjudiciales, no es justificable desde el punto de vista biológico y va en contra de proporcionar una atención respetuosa y segura.
La paradoja entre las metas del milenio para el 2015 de la OMS para reducir la muerte materna y el posterior movimiento para evidenciar, sancionar e incluso criminalizar la atención a la mujer embarazada con el delito de violencia obstétrica radica en un conflicto de objetivos y enfoques.
Por un lado, las metas del milenio buscaban mejorar la salud materna, promoviendo el acceso a atención médica adecuada durante el parto. Sin embargo, el movimiento contra la violencia obstétrica surgió al reconocer casos de prácticas médicas cuestionables que afectaban negativamente a las mujeres durante el proceso de parto, lo que contradecía el objetivo de proporcionar una atención segura y respetuosa.
La paradoja se manifiesta cuando, en lugar de mejorar la atención materna, se observan prácticas que causan daño o trauma a las mujeres embarazadas. La criminalización de ciertos aspectos de la atención obstétrica puede ser una respuesta a estos problemas, pero también plantea desafíos al equilibrar la necesidad de rendición de cuentas con la importancia de garantizar servicios de salud materna seguros y accesibles.
¿Por qué nos incomoda el termino ^violencia obstétrica^?
Primero porque hace referencia a los obstetras y se convierte en falacia ad hominem.
Cuando se criminaliza el fenómeno del nacimiento y se generaliza la culpabilidad a los profesionales de la salud en esa área, puede generar un ambiente de desconfianza y temor entre los profesionales. Esto puede llevar a una reticencia por parte de los profesionales de la salud a proporcionar servicios obstétricos, ya que se sienten inseguros y temen consecuencias legales. La falta de atención adecuada y la disminución de profesionales dispuestos a ofrecer servicios obstétricos pueden afectar negativamente a los usuarios de servicios de salud, ya que se ven privados de atención especializada y comprometen la seguridad durante el parto, aumentando los riesgos para la madre y el bebé. Además, esta situación puede contribuir a un acceso desigual a servicios de salud reproductiva.
¿Por qué?
Cuando una profesión implica mayores riesgos, los costos asociados tienden a aumentar debido a varios factores. Primero, los profesionales en campos de alto riesgo a menudo requieren más formación y habilidades especializadas, lo que puede aumentar los costos educativos. Además, el seguro de responsabilidad civil para cubrir posibles demandas suele ser más costoso en profesiones riesgosas. Además, los equipos y medidas de seguridad necesarios también contribuyen a los mayores costos asociados con profesiones de alto riesgo.
En este momento histórico, donde la violencia obstétrica se considera un delito, es crucial buscar soluciones que no desalienten la práctica de la obstetricia, sino que la transformen hacia estándares éticos más elevados. Esto implica colaboración entre profesionales, legisladores y la sociedad para garantizar que la atención materna sea segura, respetuosa y accesible.
Para equilibrar la balanza entre los obstetras y las mujeres usuarias de servicios de salud reproductiva, se pueden considerar varias alternativas:
1. **Educación Continua:** Proporcionar educación continua y formación ética a los obstetras para garantizar prácticas respetuosas y basadas en evidencia. Esto ayuda a prevenir la violencia obstétrica y promueve un enfoque centrado en la paciente.
2. **Legislación Clara y Justa:** Establecer leyes y regulaciones claras que definan la violencia obstétrica, garantizando que protejan los derechos de las mujeres sin penalizar injustamente a los profesionales de la salud. La legislación debe abordar comportamientos dañinos sin desmotivar la práctica obstétrica esencial.
3. **Promoción de Derechos:** Fomentar la promoción y defensa de los derechos reproductivos de las mujeres. Esto incluye el derecho a recibir atención respetuosa y libre de violencia, así como el derecho a tomar decisiones informadas sobre su salud y parto. Es importante resaltar que los médicos también tienen derechos y uno de ellos es ejercer su profesión de manera libre y segura.
4. **Empoderamiento de las Mujeres:** Fortalecer la autonomía y el empoderamiento de las mujeres en el proceso de atención obstétrica. Proporcionar información clara, fomentar la toma de decisiones compartidas y apoyar la participación activa de las mujeres en la planificación y realización de su atención.
5. **Mediación y Resolución de Conflictos:** Implementar procesos de mediación y resolución de conflictos para abordar disputas entre profesionales de la salud y pacientes. Facilitar un diálogo constructivo puede ayudar a resolver malentendidos y mejorar la relación entre ambas partes.
6. **Monitoreo y Supervisión:** Establecer sistemas de monitoreo y supervisión que evalúen la calidad de la atención obstétrica. Esto puede incluir revisiones periódicas de casos y auditorías para garantizar el cumplimiento de estándares éticos y clínicos pero no específicamente a los médicos, estas medidas deben aplicarse a los altos mandos jerárquicos del sistema nacional de salud quienes son los responsables de garantizar que se cuente con la infraestructura y los recursos necesarios e indispensables para la atención de las mujeres embarazadas.
La clave está en encontrar un equilibrio que proteja los derechos de las mujeres y al mismo tiempo proporcione un entorno en el cual los obstetras puedan realizar su trabajo de manera ética y segura. Un enfoque colaborativo entre profesionales de la salud, legisladores, defensores de derechos, medios de comunicación que eviten los sesgos de información y la sociedad en general es esencial para lograr este equilibrio.
-Abril Rios Alatorre-
Ginecóloga y Obstetra.