11/04/2021
CÁNCER RENAL
El Cáncer de Células Renales (CCR) que representa del 2% al 3% de todos los cánceres en adultos, es el más letal de los cánceres urológicos comunes.
Presenta un predominio de hombres a mujeres de 3: 2.
Se trata principalmente de una enfermedad de adultos mayores, con una presentación típica entre los 50 y 70 años de edad.
Se cree que la mayoría de los casos de CCR son esporádicos; se ha demostrado que solo del 2% al 3% son familiares.
FACTORES DE RIESGO
El factor de riesgo ambiental más generalmente aceptado es la exposición al tabaco.
La obesidad es otro factor de riesgo importante para el CCR, y se ha estimado que más del 40% de los casos pueden estar relacionados causalmente con la obesidad.
La hipertensión es otro factor etiológico principal.
SÍNTOMAS
Debido a la ubicación del riñón dentro del retroperitoneo (detrás y separado de los órganos abdominales), muchas masas renales permanecen asintomáticas y no palpables hasta que están avanzadas.
Con el uso más generalizado de estudios de imagen para síntomas inespecíficos, más del 60% de los CCR ahora se detectan de manera incidental.
Los síntomas asociados con el CCR pueden deberse al crecimiento tumoral local, sangrado, síndromes paraneoplásicos o enfermedad metastásica.
El dolor en el flanco (a los lados del abdomen) generalmente se debe a sangrado y obstrucción por coágulo, aunque también puede ocurrir con enfermedad localmente avanzada o invasiva.
En la actualidad, rara vez se encuentra la tríada clásica de dolor en el costado, sangrado en o***a y masa abdominal palpable. Esto es una suerte porque esta constelación de hallazgos casi siempre denota una enfermedad avanzada, y algunos se refieren a ella como la "tríada demasiado tardía".
Antes del advenimiento de la ecografía y la tomografía, la mayoría de los pacientes con CCR presentaban uno o más de estos signos o síntomas, y muchos eran incurables. Otros indicadores de enfermedad avanzada incluyen síntomas generales como pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos.
TRATAMIENTO
El CCR sigue siendo principalmente una enfermedad quirúrgica que requiere un diagnóstico temprano para optimizar la oportunidad de curación.
En la actualidad se encuentran disponibles múltiples estrategias de manejo, que incluyen nefrectomía radical (retirar completamente el riñón), nefrectomía parcial (retirar solamente una parte del riñón), ablación térmica y vigilancia activa, entre otros.