
16/05/2025
Cuando los hijos eran pequeños, todo giraba en torno a ellos. El horario, la vida, la identidad. Pero cuando crecen y vuelan, muchas madres quedan mirando el vacío del nido, sin saber quiénes son ahora.
Ese es un duelo que pocas se atreven a nombrar: el de la propia identidad. Porque detrás de la mujer que espera una llamada, hay una que también necesita reencontrarse.
Cuando una madre sigue queriendo cuidar, acompañar, aconsejar… y el hijo ya no lo permite, muchas veces se le acusa de “apegada” o “intromisiva”. Pero en realidad, no es apego: es amor sin manual de actualización.
La madre sigue amando con la versión que conocía: protección, cercanía, guía. Nadie le enseñó cómo amar desde el respeto a la distancia, desde la fe en la autonomía.
Criaste hijos. Ahora te toca volver a encontrarte a ti.
La psicoterapia puede ayudarte a transitar esa transición no dicha, donde el amor se transforma y tú también puedes florecer de nuevo.