09/09/2023
Volver a nacer.
¿Qué historias te cuentas?
¿Qué mentiras te crees?
Cuando conocí la Verdad, cuando conocí que Dios me ama a mí en lo particular, que lo vi al pie de mi cama cuando la depresión me borraba la vida y no solo la sonrisa y me arrebataba todo, cuando vivía de las mentiras...
Llegó alguien a ser un dócil instrumento de Dios, llegó alguien más a contener toda la ira desbordada por el duelo casi imposible.
Llegó otro más a darme la mano para levantarme del piso donde debí haber estado por varios minutos hasta que eso que se conoce descanso en el Espíritu sucedió.
Y así, logré tener una red de amigos, ahora hermanos en Cristo.
¿Si me volví fan de Dios?
Si
¿Que si solo hablo de El?
No, procuro que las obras hablen de El.
¿Qué si soy hipócrita porque me equivoqué mil veces antes de regresar a casa del Padre?
No, a veces te crees mentiras porque todos tenemos heridas.
Heridas que tenemos que entregar a los pies de la cruz, El ha padecido ya absolutamente TODO.
Desprecio, rechazo, sus amigos lo traicionaron. Jesús, Dios encarnado vivió todo el sufrimiento posible para y por la humanidad. Desde insultos hasta la muerte más cruel posible.
Sin embargo, esa entrega fue el precio más alto por una vida para mi.
Por la Verdad de vivir con los ojos en Dios.
¡Es difícil creer en Dios!
Parece, pero, no imposible. Su Hijo es el rostro, el amor, la presencia del Padre en nuestra frágil humanidad.
Jesús hace nuevas todas las cosas y con Él todo es posible.
El hizo a los ciegos mirar, paralíticos andar y mu***os resucitar.
El milagro de perdonar, de renunciar a la ansiedad y depresión sucedió cuando le dejé el control de mi vida y mi dolor.
Alguien tenía que dar el primer paso, y fue Cristo mismo quien lo hizo, a través de una persona a quien le debo la vida literalmente.
No había escrito nada al respecto porque aún tenia temor de que la herida no fuera el don.
Pero si lo es, en eso que más me hirió, fue aquello que abrió la puerta a la gracia, al don que viene de quien conoce los anhelos del corazón del hombre.
Quisiera nombrar a cada uno de quienes estuvieron presentes en el proceso, quisiera agradecer personalmente a todos aquellos que rezaron por mi, por mi liberación.
Por que la libertad paradógicamente se multiplica cuando haces la voluntad del Padre.
Porque cuando te das y renuncias a todo lo tuyo, sucede una cascada de bendiciones en el espíritu.
Padre Fede, Padre Gabriel, Padre Luis, Padre Carlos, Padre Santiago, Padre Francisco, Padre Alberto.
Ellos me mostraron el inmenso amor de Cristo, en el confesionario donde no hay juicios, donde no hay nada que señalar, sino toda la bondad humana y divina cuando el corazón arrepentido encuentra consuelo y paz.
Marlene & Jaime, Ely & Alex, Luz Teresa, Ana, Lichita, Gus & Lore, Zuko, Luis, Juan Carlos, Magui, y TODOS los intercesores, quienes fueron instrumentos para sanar y restaurar todo aquello que estaba roto, el alma, el corazón, la depresión y ansiedad fueron sanadas.
Gracias a mis compañeras de equipo de Reino que me abrieron las puertas y su corazón. Que en su rostro veo también a Dios feliz de estar con hermanas en Cristo.
Gracias a quienes me encuentro en misa, en Hora Santa, en la calle, y su corazón me conforta cuando les platico de ésta hija qué volvió a casa del Padre y fue recibida con una fiesta, fue revestida con una túnica y un anillo.
Gracias a todos los que cuando flaqueo me recuerdan quien es mi Creador y el precio pagado por mi vida.
Gracias a mi familia quienes pacientemente esperaron a que morir en vida fuera la metanoia a la vida que merece el gozo del Espíritu. Gracias a todos mis hijos adoptivos, gracias porque ustedes son el ejemplo del amor de María, el amor que apenas descubrí merecer.
Gracias, gracias,gracias.
Posdata, si se vive el cielo en la tierra.