12/11/2024
🪷 El yoga restaurativo es un espacio de retorno a nuestra esencia, una pausa consciente que nos invita a detenernos y escuchar el susurro de nuestro propio ser. Un momento de refugio en el que cada postura nos recuerda que la quietud también es acción.
En lugar de forzar o controlar, permitimos que el aliento fluya con suavidad, cada inhalación es una bienvenida, un abrir las puertas al oxígeno, la energía, y la renovación; cada exhalación es una despedida, un soltar aquello que ya no nos sirve, una limpieza interior.
La analogía del yoga restaurativo podría ser comparada con la naturaleza misma: es como el ciclo de las estaciones, donde el invierno no es inactividad, sino preparación silenciosa para la primavera. En las posturas de descanso, el cuerpo se convierte en tierra fértil, donde la quietud siembra semillas de calma, paz y equilibrio.
Estar presente en esta práctica es un recordatorio constante de que no hay meta más allá del ahora. Es un regalo el poder simplemente ser: sentir el peso del cuerpo sostenido por la tierra, el ritmo pausado del corazón, y el murmullo casi imperceptible de la vida que fluye en cada célula.
En un mundo que a menudo nos empuja a hacer y a demostrar, el yoga restaurativo nos enseña el arte de la rendición: confiar en que la inmovilidad también es una forma de transformación. Y en esa rendición encontramos lo que tal vez siempre hemos buscado: el regreso a casa dentro de nosotros mismos 🤍