16/07/2025
El crecimiento es el proceso biológico más característico de la infancia. Se inicia en el momento de la fecundación del óvulo y se extiende hasta el fin de la maduración de los huesos y del desarrollo sexual, lo que ocurre habitualmente, hacia el final de la segunda década de la vida.
No representa solamente un aumento del tamaño del cuerpo, sino que conlleva una maduración progresiva de todos los órganos y sistemas que conduce al individuo a adquirir una capacidad funcional completa.
La velocidad a la que crecen los niños no es constante a lo largo de la infancia y puede variar mucho, incluso en periodos de tiempo muy cortos.
Generalizando, en el proceso normal de crecimiento de un niño se pueden observar tres periodos claramente diferentes en lo que se refiere a la velocidad del crecimiento (centímetros que se crecen por año):
-Un periodo de gran crecimiento hasta los dos o tres años de vida.
-Otro de crecimiento más lento y estable desde esa edad hasta el inicio de la pubertad.
-Y por último un periodo de gran crecimiento en la época puberal, coincidiendo con el llamado “estirón”.
Sí, se puede ver modificado o alterado por enfermedades (deficiencias hormonales, enfermedades crónicas) o situaciones anómalas (prematuridad, abandono, falta de cariño), pero también por variaciones individuales completamente normales, como serían entre otras: s**o, El potencial genético y el ritmo madurativo.
Las enfermedades agudas (catarros, gastroenteritis, infecciones urinarias...), salvo que sean muy reiterativas y se sucedan a lo largo de meses o años, no suelen alterar el crecimiento. Por el contrario, las enfermedades crónicas (enfermedades cardíacas, renales, del aparato digestivo o respiratorias...) sí pueden hacerlo.
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