22/02/2021
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Nos dice Giorgio Agamben que en esta época, hablar de la destrucción de la experiencia no es una catástrofe, pues para el hombre moderno, no está dentro de sus prioridades el atreverse a sentir y aventurarse en una vorágine de sentimientos y afectos que pudieran colocarlo en una situación de vulnerabilidad, en razón de que esto alteraría su vida pacífica y funcional, carente de cuestionamientos que modifiquen su rutina, aun cuando estos tengan que ver directamente con su existir, por lo que deja pasar el aconte-ser de haberse cuestionado: ¿Qué es aquello de lo que prefiere no saber? limitándose a llegar a casa agotado y agobiado, pensando en intentar descansar un poco de esa lucha por sobrevivir (Agamben, 1978). El menor atisbo de frustración, apatía o desinterés le agobia; afirma que no puede permitirse nada que le reste tranquilidad, pues esto puede provocar noches de insomnio, desvelos, y en consecuencia, un menor rendimiento. Son éstas las únicas reflexiones que puede autorizarse.
*jhaa
"CARNE Y PALABRA CENSURADA: LA PROHIBICIÓN DEL SENTIR… Y DISENTIR EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO"(fragmento)