21/07/2025
Un día te darás cuenta…
que lo que creías pérdida, en realidad fue enseñanza.
Que eso que tanto te dolió no vino a quitarte algo, sino a mostrarte quién eres cuando todo parece quebrarse.
Y entenderás… que no perdiste nada.
Solo dejaste ir lo que ya no tenía que quedarse.
Porque a veces, lo que más duele soltar, es justamente lo que te está impidiendo avanzar.
Hay procesos que duelen, sí.
Pero también hay certezas que sanan:
Nada llega tarde. Nada se queda por la fuerza.
Y nada que se va… era tuyo de verdad.
La vida no es una línea recta.
Es un ir y venir constante, donde lo único permanente es el cambio.
Y tú estás aquí para crecer, no para retener.
Aprenderás a confiar en que lo que se va, libera espacio.
Y lo que llega, lo hace cuando ya estás listo.
Porque la vida no te arrebata… te reacomoda.
Te muestra, a su manera, que hay despedidas que también son regalos.
Así que deja de resistirte.
Deja de mirar con nostalgia lo que ya no encaja.
Y empieza a agradecer lo que sí se quedó… lo que sí floreció… lo que sí te eligió.
No estás perdiendo.
Estás aprendiendo a soltar.
Estás entendiendo que nada se retiene, porque todo fluye.
Y lo que es para ti… se queda sin cadenas.
Porque al final, la vida no te quita,
te prepara.
Y lo que viene… créeme, viene con fuerza.