25/03/2024
Del muro de la Facultad de Psicología de la UNAM
Cuando somos niños y comenzamos a ir a la escuela, nos enseñan que los humanos tenemos cinco sentidos: la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. Pero de acuerdo con lo que han dicho las neurociencias desde hace unos cinco años, disponemos de otros dos: la interocepción y la propiocepción.
Y resulta que el número uno, el más importante, es la interocepción, según comentó a la BBC de Londres la neurocientífica española Nazareth Castellanos, investigadora del Laboratorio Nirakara-Lab, cátedra extraordinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
La interocepción nos permite percibir todo lo que sucede dentro de nuestro cuerpo, en nuestras vísceras (corazón, pulmones, intestino, vejiga…), aunque, a decir de Luis Delgado Reyes, académico del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina, últimamente se considera que también capta información no visceral, como la respiración, el hambre, la sed, la saciedad, los estremecimientos, las sensaciones genitales, las jaquecas, el dolor ocasionado por la fractura de un hueso, etcétera.
“El incremento en la frecuencia cardiaca que experimentamos cuando nos da un ataque de ansiedad o las ‘maripositas’ que sentimos en el estómago cuando vemos a alguien que nos gusta son señales interoceptivas”, añade Mónica Andrea López Hidalgo, profesora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad Juriquilla, y especialista en neurociencias de sistemas.
Vista, olfato, oído, gusto y tacto: cinco sentidos que nos permiten percibir el mundo... pero no son los únicos. La interocepción y la propiocepción también...