28/11/2024
De la serie Cómo es vivir siendo artista escénica
“Perderse en la nada para luego devenir todo”
VIII
Inventarse el trabajo.
Hay que inventarse los oficios.
A mí se me hace que ser actriz es tan antiguo como partera.
Hubo un tiempo donde ya no cupieron las parteras en la sociedad, se volvió delito ir con ellas, era signo de retroceso e ignorancia, ellas llenaron las canastas con sus plantas, medicinas y cantos, y adquirieron la habilidad de ser invisibles estando presentes. Sus linajes de mujeres les hicieron unas capas de estrellas para que envueltas en el manto del universo, las niñas pudieran seguir naciendo de esa manera, susurrándoles que debajo del concreto se encontraban los tesoros y que después del ruido, estaba la voz del viento guiando los caminos.
A mí se me hace que esas actrices antiguas se llamaban de otra manera, a lo mejor eran las chamanas o las curanderas o las sacerdotisas, con esa gran habilidad de estar en distintas dimensiones, en el tiempo sin tiempo y en las infinitas posibilidades, capaces de convocar energías, esencias y espíritus, capaces de ver lo invisible y traerlo manifiesto para las demás, con esa maravillosa fuerza de envolver e integrar a todas las presentes, con esa increíble capacidad de transformar a las asistentes. Y ellas, al igual que las parteras, también se tuvieron que meter por entre las grietas de la tierra y las paredes para no perecer.
Luego los tiempos cambiaron, invitando a que poco a poco las parteras pudieran volver a plena luz del día, muchas mujeres fueron convocadas a ser aprendices, defensoras, practicantes, allegadas, acompañantes…Retomar el nacimiento en casa, confiar en la sabiduría del cuerpo, de las ancestras, en la sumatoria e integración de las distintas medicinas.
En el tiempo los tambores no dejaron de sonar, las pisadas de las mujeres que danzaron-sembraron las semillas-rezos, provocaron ondas por debajo de la tierra, en aras de que llegaran a otras mujeres en el tiempo-espacio. En el aparente yo no soy eso, a mi no me gusta, yo no practico eso, yo no entiendo, yo no conozco…y sin que mi opinión fuera importante, recibí las ondas no solo por los pies sino por todo mi cuerpo.
Mi actriz insatisfecha, abrazó con desesperación las semillas y voces que entraban por mi ventana de aquellas mujeres que hablaban con las plantas, las flores, los animales, los elementos y un tal espíritu.
-Habla del espíritu, del origen-
-se van a burlar, mejor me quedo en la ceremonia-
-toma el camino del miedo y ándalo-
-las artistas no quieren hablar de sanación, les gusta vomitar y escupir, les gusta lo epicúreo y lo externo-
-enciende tu fuego y ocúpate de lo tuyo, toma tu canasta, llénala de plumas, rosas y quarks, anda a lado de la tejona y entra al cuanto-
A mí se me hace que el teatro en el camino perdió parte de su Origen, se topó con tanta fuerza con pared, que se estrelló y se bifurcó, encontrando muchísimos caminos, el teatro se expandió, buscó ser un arte vivo, se perfomó, se puso al servicio de los cuerpos sin duelo…
A mí se me hace que ser una chamana escénica es inventarse el oficio y el trabajo. Quitarse las mascaras y apelar al origen de la escucha profunda del multiverso, volverse nada para luego ser todo.
Perla Gul
La Paz, BCS, MMXXIV