12/10/2025
Enfermedad Renal Crónica (ERC)
Entre todos los escenarios que he presenciado en la medicina, y en mi labor diaria como especialista en atención a las enfermedades del Riñon (Nefrólogo) está la del paciente que se enfrenta con desinformación y mitos, al abismo de la insuficiencia renal. Asi esta enfermedad no solo ataca al cuerpo, sino que lentamente desmantela la identidad, la esperanza y los vínculos humanos.
He visto cómo, ante la palabra diálisis, muchos pacientes se paralizan. No niegan solo el tratamiento, niegan el destino que los confronta con su fragilidad. Se aferran a la ilusión de un remedio natural, de un tratamiento" alternativo"que promete devolverles la función renal perdida. Pero esas promesas, envueltas en lenguaje pseudocientífico, solo esconden la codicia de quienes comercian con la vulnerabilidad.
Venden tónicos, cápsulas, sueros milagrosos; venden esperanza en frascos de engaño. Y mis pacientes, pobres en recursos pero ricos en fe, gastan lo que no tienen, hipotecan su futuro y el de su familia, hasta llegar cuando ya no hay vuelta atrás a la diálisis, con el cuerpo exhausto, el alma rendida y el bolsillo vacío.
La pérdida renal no es solo fisiológica: es también una amputación simbólica. Se pierde la sensación de autonomía, la imagen de sí mismo como persona útil, la libertad de comer, de viajar, de amar sin restricciones. Comienza entonces un duelo invisible, silencioso, que se manifiesta en depresión, irritabilidad, negación o incluso en una aparente resignación que no es aceptación, sino agotamiento emocional.
Y junto a ellos, también enferma la familia.
La pareja, muchas veces, lleva una carga que no pidió y para la cual nadie la preparó: noches sin dormir, miedo al futuro, culpa, frustración, la sensación de estar viviendo en pausa. Algunos deciden quedarse, desgastándose hasta el límite. Otros, simplemente se van.
Y aunque a primera vista parezca abandono, ¿cómo juzgar? Esta enfermedad devora no solo al paciente, sino todo su entorno afectivo. Es un monstruo que reclama sacrificios diarios, que roba intimidad, proyecto y alegría. Quien se queda, sufre. Quien se va, carga con la culpa de haber elegido sobrevivir.
El paciente renal, en su cama de hospital o frente a su máquina de diálisis, no solo filtra toxinas: filtra emociones rotas. Entre el miedo y la esperanza, entre la dependencia y la dignidad, entre el deseo de vivir y el cansancio de existir. Algunos miran hacia el trasplante como a una tabla de salvación; otros solo desean paz, aunque signifique dejar de luchar.
Y nosotros, los médicos, estamos ahí, testigos impotentes del derrumbe humano.
Sabemos cuándo la ciencia ya no alcanza, cuándo el protocolo no consuela. Nos toca mirar a los ojos al enfermo y reconocer que la medicina, sin compasión, es apenas una técnica vacía. Porque el riñón se reemplaza, pero la pérdida de sentido, esa no tiene diálisis.
"El Nefrologo más de una vez llora por sus pacientes las lagrimas que ellos ya no tienen"
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Apoya visibilizando esta lucha que enfrentan en común una gran mayoria pacientes y familiares, ante la IRC.
Y quienes no estan ahi, cuiden su salud Renal.
Nefrólogo. | Dr Francisco Quiñonez
Tel +524773980870
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