
08/05/2025
Detrás de un niño deportista que se pone nervioso al competir o tiene miedo a equivocarse… frecuentemente hay papás con problemas para manejar la presión deportiva.
🚩Papás que se frustran porque sus hijos no tienen el rendimiento que ellos quisieran, papás que gritan desde las gradas esperando que su hijo juegue como ellos desean o papás enojados porque su hijo se equivocó en una jugada.
Y cuando esto pasa, ¿quién es el que termina yendo primero con el psicólogo? La respuesta es clara: el niño.
Sin embargo, cuando papá y mamá tienen baja tolerancia al error, reaccionan con enojo cuando su hijo comete errores, pierden la calma si las cosas no salen como esperaban o se frustran demasiado después de una derrota… ese mensaje, aunque no se diga en palabras, influye en el rendimiento deportivo de los niños.
Muchas veces son los adultos quienes, sin querer, ponen demasiada presión emocional con sus propias expectativas, miedos o frustraciones.
¿El resultado? Niños deportistas que llegan a consulta porque sienten que equivocarse no está permitido. Niños que empiezan a sobrepensar cada jugada, que se bloquean en partidos importantes, que sienten miedo a fallar y cargan con la presión de no decepcionar a quienes más aman.
Si como papá buscas que tu hijo deportista aprenda a competir con seguridad y confianza, tú como adulto debes practicar también esas habilidades emocionales.
Y aunque parezca contradictorio, muchas veces la orientación psicológica deportiva es más necesaria para los papás que para los niños, sobre todo en etapas deportivas tempranas o infantiles.
Por eso, a veces antes de pensar que tu hijo tiene un problema psicológico, valdría la pena que te preguntes: ¿qué necesito aprender yo como papá para acompañarlo mejor?
Porque el mayor apoyo no está en exigirles más, sino en construir un ambiente de respeto, paciencia y tolerancia.
Esto no significa que la psicología deportiva no sea útil para los niños; claro que puede ayudarles a desarrollar su confianza o gestión emocional, sin embargo, siempre debe ir acompañada de un trabajo paralelo con los padres, porque su influencia es clave en el proceso… incluso determinante.
El mejor regalo que le puedes dar a tu hijo deportista no es solo el entrenamiento físico o técnico, es tu estabilidad emocional como base para su confianza.
Denisse Cupa / Psicología Deportiva