22/07/2025
En la primer sesión, el psicólogo me dijo que cerrara los ojos y empezó a usar un tono de voz que me empezaba a dormir...
Yo me incorporé, abrí los ojos y le dije que prefería parar la sesión.
Yo no había creado un vínculo seguro con él, él tampoco había tomado el tiempo para crearlo conmigo, se apresuró y su técnica me asustó más de lo que me ayudó.
No volví.
A otra psicóloga le conté que mi novio era violento conmigo, ella puso frente a mí unas figuras de Playmobil, con la información que yo le había dado, colocó 2 familias, la mía y la de él, después me explicó que él también había sido un niño violentado y que por eso actuaba así conmigo.
Me mostró una justificación a su violencia y yo, le compré el argumento sin cuestionar.
Volví 6 meses más con él.
6 meses más en los que la violencia de él, aumentó.
A otro psicólogo, le conté sobre una situación en donde no me sentía tomada en cuenta afectivamente en mi relación, él me dijo que yo debía hacerme la difícil y convertirme en la presa que, por momentos, se deja atrapar, para ser más atractiva.
No entendió nada de lo que le dije.
No me escuchó, no me sintonizo, me culpó.
Tampoco volví.
La terapia es un espacio en el que se estima que el 90% de los usuarios, son mujeres.
Y también se calcula que el 90% de quienes estudian psicología son mujeres.
Mujeres atendiendo mujeres.
Pero ¿qué clase de terapia puede dar un psicólogo o una psicóloga que no tienen un análisis crítico y contextual de la situación que vivimos las mujeres?
Esto es lo que pasa cuando no se sabe nada sobre la situación de las mujeres, la clase sexual, la condición femenina, la violencia que viven las mujeres, la ley del agrado, el mito del amor romántico, etc...
La psicología que no tiene un análisis crítico, contextual y feminista, no ayuda a las mujeres, de hecho las infantiliza, retraumatiza, revictimiza y las pone en peligro.
Los y las psicólogas deben leer feminismo y hacer análisis contextuales más complejos para entender la situación que viven las mujeres y las niñas, únicamente por ser mujeres y niñas en un mundo patriarcal.
Quién no entiende la desigualdad estructural que vivimos las mujeres, no puede aportar sanación, pues ese sesgo reproduce la desigualdad y los cautiverios, incluso en el consultorio.
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