
21/07/2025
“Tus suegros no son tu familia… y está bien que así sea.”
No, no lo son.
Son la familia de tu pareja.
Y aunque el vínculo exista por consecuencia, eso no significa que haya amor, confianza o lealtad automática.
¿Y sabes qué? Eso está bien.
No tienes por qué forzar una relación con quien no te respeta, no te cuida o simplemente no te quiere.
Te dicen:
—“¡Pero si son como tus papás!”
No. Mis papás me conocen desde que nací.
Ellos llegaron después… con juicios, con comparaciones, con expectativas.
Y en muchos casos, con máscaras.
Porque no siempre te reciben con los brazos abiertos,
a veces solo te toleran porque “así lo quiso el hijo”.
Y mientras más intentes agradar, más te desgastas.
Una relación sana con los suegros no se impone, se construye… y eso solo si hay voluntad mutua.
No estás obligada a aguantar comentarios pasivo-agresivos.
No tienes que callarte cuando invaden tu hogar, tu crianza o tu paz.
No tienes que pertenecer a una familia que no te acepta.
Lo que sí debes es poner límites.
Porque tu verdadera familia es la que construyes, no la que otros arrastran.
Y si te toca una suegra metiche, un suegro controlador o cuñadas que parecen fiscales,
recuérdalo con calma:
Tus suegros no son tu familia.
Son solo parientes políticos.
Y eso no te obliga a nada… más que a cuidar tu paz.