Psicóloga Lizbeth Serrano

Psicóloga Lizbeth Serrano Psicóloga ���

EL HOMBRE QUE ME ENSEÑÓ A AMARME.Nunca supe cómo hacerle entender cuánto sus acciones me lastimaban.Súplicas , gritos, r...
18/05/2024

EL HOMBRE QUE ME ENSEÑÓ A AMARME.

Nunca supe cómo hacerle entender cuánto sus acciones me lastimaban.

Súplicas , gritos, reclamos, reproches, nada funcionaba.

No supe poner límites, ni soltar a tiempo esa relación que el corazón me atravesaba.

Y sin que lo pidiera, cada día, yo le daba nuevas oportunidades, pero él, no lo notaba.

Ignoraba mis palabras, como aquel que ignora a una planta y piensa que sin agua vivirá. Mientras tanto yo pensaba "algún día entenderá".

Así que durante muchos años, luché para que esto maravilloso que yo sentía nunca se acabara.

Él era la razón de mi felicidad, y eso, era justo lo que me apagaba.

Renunciar a mi vida a su lado, era romper el futuro que anhelaba.

Por éso me quedé, por éso lo intenté, por éso yo trataba.

Yo lo amaba, en mi estúpida creencia humana, de creer que amar; es darlo todo por nada.

Enloquecí de frustración e impotencia al no poder hacerle entender nunca nada.

Siempre me decía; " ay mujer, eres una exagerada".

Así me fuí deprimiendo, me fuí perdiendo, me fuí quedando amargada, de ver tanta injusticia y tener que quedarme callada.

Era tanto lo que sus acciones me lastimaban, que paso a pasito, yo misma, de a poquito, sin decirle, me alejaba.

Me fuí callando mis te quieros, fui ahogando mis palabras.

Las que eran de reproche, y también, las que eran para decirle que lo amaba.

Le fuí cerrando mi corazón, poco a poquito, para ver si en el ínter, el se daba cuenta y reaccionaba a mi silencioso grito.

Con la esperanza, de que antes de que yo encontrara el valor para dejarle, sorpresivamente hiciera todo para reconquistarme.

Pero no. No funcionaron mis silencios. Ni tampoco mis gritos. No funcionaron ni mis oraciones, ni mis lágrimas, ni mis quejidos.

Yo misma me harté de todo ese estúpido drama, en el que inevitablemente caí.

Me autoobservé repitiendo a mi madre, repitiendo la misma historia de la que tanto huí.

Fui la víctima de mi propia falta de amor. Pero era a él, al que yo culpaba.

Cuando en realidad él solo fué, el cómplice perfecto, para co-crear, lo que en mi subconsciente yo guardaba.

Caminé en el inframundo, perdí mis ganas de vivir.

Viví el in****no que viven los que no se quieren; yo, me quería morir.

Tomé todos los cursos, estudié las religiones, leí todos los libros para encontrar razones.

Escribí miles de versos y cientos de canciones.

Fuí con todos los maestros, pero más me confundía, nada me sanaba, yo estaba tan herida, enfrentando un cúmulo de dolor, de ésta y seguramente, otras vidas.

Hasta que una mañana fresca, después de tanto llorarlo, me levanté renovada, con el valor, y la fuerza de dejarlo.

Ya no esperaba su apoyo, ya no esperaba su cambio, ni sus consideraciones, ni respeto, ni que entendiera mi fastidioso llanto.

Había perdido el miedo a perderlo, porque en mi búsqueda de tratar de cambiarlo, yo me había encontrado a mí misma.

Y fué entonces cuando temeroso, vió en mis ojos que yo estaba decidida, me sintió realmente perdida y quiso hacer todo para que yo no me fuera.

Pero, ya era tarde, él me había enseñado a amarme, y era imposible que me retuviera.

UN MONSTRUO EN MI PIEZA(Este cuento es el ganador de un concurso literario en Colombia 2022)En mi pieza hay un monstruo....
10/04/2024

UN MONSTRUO EN MI PIEZA

(Este cuento es el ganador de un concurso literario en Colombia 2022)

En mi pieza hay un monstruo. No está siempre. Aparece de noche, bueno, algunas noches. Se esconde en las esquinas oscuras y desde ahí me observa. No dice nada, y tampoco me deja decir nada mí. Me obliga a guardar silencio bajo amenazas.

Una vez le quise contar a mi mamá, pero la vi tan preocupada y tan triste, que mejor me callé la boca. ¿Mira si el monstruo después la lastima?

Porque él me dice eso, se pone cerquita de mi oído y me susurra que si digo algo, le van a pasar cosas feas a mi mamá, y yo no quiero eso, así que aguanto.

Pero me da miedo, mucho miedo. A veces lloro porque no quiero ir a dormir, o no me quiero quedar sola, pero mi mamá me manda igual. A veces me acompaña y revisa debajo la cama y en los rincones, y me dice: ¿Ves? ¡No hay nada acá!, pero cuando ella se duerme, aparece el monstruo y me atrapa.

Tanto miedo tengo, que hoy no me aguanté las ganas de hacer p*s. La seño me llevó a cambiarme y me hicieron muchas preguntas. También hice dibujitos y me hicieron jugar con unos muñecos.

Llamaron a mi mamá y me llevó a casa de mi tía. Estaba triste. Se le veía en los ojos que había llorado. A mí no me gusta molestarla así que no le pregunté nada. Me quedé con la tía, que también estaba preocupada. Se le notaba en la cara. Me ofrecía muchas cosas todo el tiempo, y hasta me pareció que se puso a llorar en un momento.
Esa noche, en la casa de mi tía, dormí re tranquila: me dejaron tener la luz prendida y ya no sentí miedo a que viniera el monstruo.

Sabía que no iba a aparecer porque nunca viene cuando la luz está prendida.

Cuando la luz está prendida, el monstruo se queda al lado de mi mamá, y le dice “mi amor”.

Miguel Ángel Lopez
Aranjuez, Medellín.

11/01/2024

No me iba de su lado porque...

Llegó a mi vida de una manera única, al principio era su mujer, su fuerza motriz, su inspiración; admiraba mi vida y me complacía.

No me iba porque se volvió celoso de mis amigos y me quedé para demostrarle qué el era el único renunciando a todos lo convertí en mi prioridad.

No me iba porque comenzó a compararme con sus amigas, las más bonitas e inteligentes empecé a competir con ellas "nadie me lo quitaría" y no les daría el gusto de robarmélo ¡Yo era su señora!

No me iba porque dejé mi trabajo por cuidar de mi famila 24/7. El era el proveedor sin su sueldo ¿qué sería de mis hijos? No podría dejarlos sin comer y menos quitarles a su padre.

No me iba porque enfermé, siempre nerviosa, angustiada, se me olvidaban las cosas importantes, el me decía qué estaba vieja y loca, ¿quién me iba a querer toda achacosa y llena de hijos?

No me iba porque cuándo el me maltrataba se arrepentia y lloraba arrodillado pidiendo perdón por no merecerme, cómo no aceptarlo de nuevo si lo veía tan roto y destruido?

Me quedé porque no conocía otros caminos ni sabía qué existían miles de puertas más. Normalize mi situación porque "no todas las pareja son perfectas" era mi deber quedarme, era mi cruz, mi destino...

Si conoces alguna mujer qué viva en el in****no con un narcisista no le digas ¿ Por qué no te vas? Mejor pregúntale: ¿ A QUÉ LE TIENES MIEDO?

No juzguemos seamos solidarias y brindemos apoyo y soluciones. Todas experimentamos procesos distintos.

"NO SEAMOS ENEMIGAS DE NUESTRA PROPIA ESPECIE"

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