11/05/2025
Tu placer, tu responsabilidad: el goce no se delega"**
🧠💓 En una relación íntima, compartimos el cuerpo, el tiempo, la atención... pero **no compartimos la responsabilidad de g***r, de disfrutar con libertad. Nadie puede llevarte al placer si tú no te has dado permiso de habitarlo, si sigues cargando mitos, vergüenzas, miedos o ideas falsas sobre lo que significa "disfrutar". **Tu pareja no tiene una varita mágica, ni es un terapeuta, ni tampoco es un rescatador sexual. **
Puede acompañarte, abrirte el camino, darte ternura, respeto, creatividad, incluso amor... pero **el que cruza la puerta eres tú**. Porque el verdadero goce no empieza en los genitales, sino en la mente, en la conexión contigo mismo, en la capacidad de estar presente y de despojarte de todo lo que ya no te sirve, lo que te limita, para no poder disfrutar de tu sexualidad de manera libre de prejuicios. En resumen y para que nos quede claro. **Tu pareja no es responsable de tus or****os.**
Ni de la intensidad, ni de la frecuencia. Son cosas que tendrían que construir juntos, con buenos acuerdos. Mientras eso no se construya de mutuo acuerdo, Solo será un *testigo, un cómplice, un compañero o compañera de ruta. * Pero **el único responsable de romper con tus propios bloqueos, prejuicios o expectativas poco realistas... eres tú. ** -
🔍 Cuando hablamos de responsabilidad sexual, muchos creen que es sinónimo de "cumplir" o "hacer sentir bien al otro". Pero ese enfoque está distorsionado.
En una relación madura, **ambos están ahí para construir algo en conjunto**, no para cargar con las heridas no trabajadas del otro. Esto no significa que ignores el placer de tu pareja, o que no se puedan crear condiciones para sanar y abonar a su desarrollo ¡claro que no, creo que como pareja el ser empático y buscar el bienestar de tu compañer@ de vida, es sin dudad sumamente indispensable en una relación.
Ms bien, significa que **no puedes cargar con lo que no le corresponde a tu proceso. ** Si tú has puesto amor, comunicación, seguridad, apertura, si has construido un espacio donde ambos puedan ser quienes son —sin juicios ni presión— y aún así la otra parte sigue limitada, desconectada o esperando que tú "te hagas cargo o la hagas llegar", entonces hay que marcar límites internos.
Porque no es justo, ni saludable, que uno cargue con el goce del otro. Ni con su desconexión. Ni con sus prejuicios heredados. Sobre todo si esa persona **no está trabajando en ellos**. La sexualidad se comparte... pero la libertad interior **se trabaja de forma personal**
✋ Si tú ya estás trabajando en tu proceso:
1. **No tomes como fracaso personal lo que el otro aún no logra. ** No eres un mal amante. No te falta técnica. Te sobra empatía.
2. **Comunica sin juicio: ** "Veo que aún hay algo que no te permite entregarte del todo. ¿Quieres que trabajemos en ello juntos? ¿Te gustaría hablarlo o buscar apoyo?"
3. **No te sobre exijas para compensar: ** El deseo no se compra con rendimiento, se construye con confianza.
4. **Pon límites emocionales sanos:** "Te acompaño, pero no cargo. Estoy aquí si tú decides avanzar, pero no puedo obligarte." 🙋 ♀️🙋 ♂️
Si tú eres quien aún no logra disfrutar plenamente:
1. **Haz una revisión interna y honesta:** ¿Qué creencias sobre el s**o arrastras? ¿De quién son esas voces en tu mente?
2. **Permítete vivir sin expectativa: ** No todo encuentro tiene que culminar en un orgasmo. El placer también está en lo simple: un roce, una mirada, una respiración compartida. Saber disfrutar el camino, sin que la ansiedad por alcanzar el orgasmo sea lo que limite tu propia llegada y tu recorrido, con libertad y fluyendo.
3. **Busca apoyo profesional: ** Si ya intentaste y no logras avanzar, no estás roto/a. Pero sí es tiempo de pedir guía.
4. Cuida lo que sí funciona: Agradece los momentos en que logras estar presente. Desde ahí puedes construir más.
No es egoísta priorizar tu proceso. Mas bien, es valiente.
El verdadero erotismo nace donde hay libertad, consciencia y responsabilidad compartida.
Y lo más erótico de todo es esto: cuando decides dejar de esperar que alguien te salve, y comienzas a explorarte tú mismo.
Así que la próxima vez que compartas un encuentro íntimo, pregúntate:
¿Estoy aquí para que me lleven, o para caminar junto con el otro?
Porque el placer se comparte, sí, pero nunca se delega.